La Bañeza siguió siendo durante todo el siglo XX en el noroeste peninsular importante cruce de caminos, y por ello llegaría a ser en el transcurso de la segunda guerra mundial uno de los eslabones de la red y ruta de salidas clandestinas de refugiados europeos, semitas y otros, que huían de los nazis organizada por los aliados, la que a cargo del médico gallego Eduardo Martínez Alonso los trasladaba (a veces atravesando Europa) por los Pirineos para ponerlos a salvo en Portugal desde Redondela, junto a Vigo, transitando antes por lugares como Jaca, Pamplona (quien debía de ser un fraile capuchino se ocupaba de proteger a los que entraban por Navarra), Miranda de Ebro, el madrileño Café Embassy (Salón de té, importante nudo de la red en su trastienda y en la vivienda de su dueña, encima de aquel sofisticado y frívolo local, además de lugar en el que recalaban todo tipo de espías de unos y otros contendientes), el Hotel Oliden de León, y Tui, “donde algún párroco acogía a grupos de jóvenes extranjeros a los que acompañaba a cruzar por el Miño a Portugal vestidos de seminaristas”.
El madrileño salón de Té Embassy en los años 40.
Vigo solía estar “excesivamente vigilado, y
cuando ven aparecer un coche británico con matrícula diplomática (en tales
vehículos desplazaban a los perseguidos a los que se daba amparo), de acuerdo
con la Gestapo, están muy pendientes de sus movimientos”, por lo que se trataba
de burlar la vigilancia haciendo noche en la carretera. Otra alternativa era “desviarse
por Santiago de Compostela vía Porriño…, y hacer noche en La Bañeza, o en el
Hotel Oliden de León, viniendo desde Madrid. El director del alojamiento en La Bañeza es amigable y
no suele pedir documentación, y si lo hace pide solo la del propietario del
coche (del Cuerpo Diplomático inglés), a quien se le carga la cuenta. Una copia
del registro va a la policía, pero si se llega después de las 10 de la noche,
la policía no la recibe hasta el día siguiente, cuando los huéspedes ya han
salido del hotel. Los salvoconductos se pueden falsificar con facilidad. Si las
personas no tienen aspecto muy extranjero, pueden pasar por españoles, como en
el leonés Hotel Oliden, donde son un poco más estrictos y no deben dejarse ver
demasiado, en cuyo caso, deberán registrarse como españoles y como chóferes del
coche. Deberán salir para Vigo por la mañana muy temprano. En verano es más
fácil el proceso, porque no hace falta hacer noche en la carretera. No me
atrevo a sugerir la ruta de Salamanca (por la frontera entre Ciudad Rodrigo y
Fuentes de Oñoro, por la que se había “contrabandeado” a veces a perseguidos
polacos y a prisioneros extranjeros liberados o evadidos de cárceles y campos
de concentración españoles, como el de Miranda de Ebro), pero no hay ningún
motivo por el que la ruta Vigo-norte de Portugal no deba utilizarse con éxito”.
Tal aparece en uno de los informes que en 1942
hacía llegar el médico Eduardo Martínez a los responsables británicos de aquella
red de evasión. El alojamiento de La Bañeza al que se alude era previsiblemente
el del Hotel Magín (años más tarde Hotel Madrid; regentado por Magín Perandones
de la Fuente, hijo de José Perandones Cabo), único de tal categoría en la
ciudad entonces, pues el otro de los dos existentes en los años anteriores, el
Hotel Victoria (Hotel Reina Victoria en los años de la dictadura de Primo de Rivera),
no volvió a funcionar como tal después de ser requisado al inicio de la guerra
civil a su dueño (socialista) para instalar allí un cuartelillo de Falange que
en 1940 aún se mantenía, acogiendo luego durante años diversas sedes de los
organismos juveniles y otros del franquista Movimiento Nacional.
1 comentario:
En el colmo del delirio desinformativo de este libelo, los indocumentados autores equivocan a la familia de Magín Perandones con la de Francisco Magín Glez Legarrigartu (marido de Emilia Manjón), dueño del hotel "Magín", carlista convencido y, además, mi abuelo.
Javier Fernández-Llamazares
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