viernes, 15 de agosto de 2014

46.-Nuevos y viejos tiempos finalizando los años 20.-

Los monarcas Alfonso XIII y Victoria Eugenia visitaban León en 1927.


En menos de un cuarto de siglo La Bañeza se había transformado: se edificaron más de setenta casas “a la moderna”, cuando cuarenta o cincuenta años antes en la Plaza Mayor cantaban las ranas en los charcos y las calles se llenaban de fango con montones de barro en los que se jugaba al finchote (lodos y barrizales se mantendrían aún por largos años). Ha aumentado la riqueza y mejorado la vida, y lucen el nuevo reloj de tres esferas del ayuntamiento, los cafés, y los comercios con toda clase de géneros, como la botica de Alberto de Mata, el de la Fuente, o la confitería de Baudilio decorada en jaspe y bronce, de mejor calidad los de tejidos que los lienzos caseros y las telas burdas hiladas por los innumerables tejedores que eran su principal industria y que exponía antaño la tienda de don Matías, la de mayor postín, hoy solo usadas para quilmas y cuyo mercado surte de sobra un solo tejedor, la familia Mantecón, restos de una industria tan floreciente antes.
Las agradables comodidades se han ido imponiendo: la luz eléctrica (que en parte se ha democratizado), la calefacción por radiadores, el encerado higiénico de los pisos, los techos rasos, los inodoros, las ollas-exprés, y otros muchos adelantos del hogar…; claro que todo ello desde la óptica acomodada del bañezano Menas Alonso Llamas, cuya familia ya se había permitido antes el nada abundante privilegio de que aquél disfrutara de las clases particulares de idiomas que Monsieur Vión le impartía en su propio  domicilio. 
Con el bienestar y el progreso de la ciudad contrasta la existencia en los pueblos comarcanos  (como en la provincia y el país) de supersticiones y creencias en sabios y curanderos y de un mercado de cédulas contra brujas y demonios (incluso algún ilustrado va en 1922 a la famosa sabia, según El Sorbete del 21 de mayo de aquel año). A las aldeas llega también ya la electricidad (no a todas), y los jergones de muelle y las habitaciones tabladas a las casas, de tapial la mayoría y encaladas en torno a los huecos de puertas y ventanas; se come mejor, se vive con más holgura y menos trabajos que hace treinta o cuarenta años, cuando los aldeanos desconocían casi por completo los lechos mullidos y se alimentaban con patatas, nabos y tocino y con pan de centeno en hogazas amasadas en casa y vino que solo bebían los padres, en viviendas sin ventilación ni luz, con habitaciones de húmedo suelo, sin entarimar ni a veces empedrar, alumbradas por candil y en las que dormían hacinadas personas y animales…; y esto por la Ribera; en la Valdería y en el valle del Jamuz, a pesar de cogerse el mejor lino del partido, las viviendas eran aún peores, las familias más entrampadas, y la miseria más desastrosa (y por el estilo en el resto de la provincia).
Parece que empiezan una nueva vida, después de que han vivido hasta ahora con una centuria o más de retraso, pero las costumbres son aún las de hace siglos: bailes, romerías, cánticos, rezos, bodas, rondas, muertes,… y las ideas. Todos creyentes, cristianos observantes de los ritos y preceptos y obedientes al cura, y en un alto porcentaje en estado salvaje, unos pueblos odiándose a los otros como kábilas, la mocedad acometiéndose llevados del fanatismo y la incultura; analfabetos los más, la educación del hogar (el trato paterno) desastrosa y bárbara, a base de mucho genio y mucho palo, utensilio que falta en pocas casas y abunda en las escuelas y las catequesis para educar según la máxima “la letra con sangre entra”, en unos tiempos en los que había ya Sociedades Protectoras de Animales y se daban Reales Órdenes para que los pinchos de las ijadas no martirizasen a los bueyes.
Las consecuencias: así educados, el fruto tenía que ser duro, doloroso, soez y bárbaro, embistiéndose por cualquier insignificancia con toda clase de armas dando lugar a crímenes monstruosos recogidos en los informes de la Audiencia, y eso que León figura a la cola de las estadísticas de criminalidad, apartada la provincia de los odios de las pasadas guerras civiles y menos sometida al hambre, aunque hubiera miseria. También choca el incipiente progreso que se va abriendo paso con costumbres como la antigua de fajar a las criaturas, que causa en los niños enfermedades del pecho e indebido desarrollo, o el escaso uso de los platos, a los que sustituye la comida en la común tartera (exponía el erudito autor de Vendimiario). 

En agosto de 1928 y 1929, con motivo de las fiestas patronales y emulando tal vez a la Internacional de Barcelona e Iberoamericana de Sevilla del segundo de los años, se realizaron en el ayuntamiento la Primera Exposición Regional Bañezana, y en las aulas de la Escuela Villa la Segunda, muestras generosas ambas de los productos industriales y agrícolas de la comarca y de su elaboración, cultivo y manufacturado. En el mismo mes de 1929 se presentó en el Teatro Seoanez la Masa Coral e Instrumental Bañezana (conjunción entonces de la primitiva Masa Coral de 1923 y la pequeña Orquesta formada por algunos de sus alumnos), dirigida por su creador, Odón Alonso González, cosechando con sus interpretaciones un notable éxito, similar al obtenido el 28 de septiembre de 1930 en el Teatro Bembibre de la localidad berciana deleitando a su público con diversas piezas musicales de intenso sabor bañezano. El 6 de octubre estaba prevista la celebración de una novillada, que no tuvo lugar por no haber ultimado el señor Trocedio Aragón Maroto, empresario de negocios cinematográficos y del ruedo taurino (lo había sido también durante años del Teatro Municipal, y era arrendatario del Seoanez), el contrato con el diestro ”Rodalito” (ya había actuado aquí como novillero, “con lisonjero éxito”, los días 13 y 15 de agosto de 1916) llegada la hora señalada; suspendida por ello la corrida e incautados los ingresos de taquilla, se devolvió al público el importe de sus localidades sin que se llegase a registrar desorden alguno, aunque creemos que por ello, y por estafa, llegó a ser condenado por la justicia municipal en 1931 el empresario.

45.- La Sociedad Juvenil Recreativa y Cultural Bañezana El Madrigal.-

Se convocaba a finales de enero de 1933 a la juventud bañezana a una reunión en la acreditada Casa de Comidas de Fernando Delgado Fernández (en la calle Romero Robledo) para tratar de la constitución de una sociedad recreativa de baile. 
La nueva Sociedad Juvenil Recreativa y Cultural Bañezana El Madrigal (después se conocería más sencillamente como Sociedad Recreativa Bañezana) constituía entonces en junta general su primera directiva: Jesús Juárez, presidente; Francisco Perandones, vicepresidente; José María Juarez Blanco, secretario; Antonio Martín, tesorero; Ignacio Alonso Ruiz y Manuel Martín, vocales; Félix Arconada y Eleuterio Nistal, inspectores. El día 24 de aquel mes inauguraba con un baile sus salones, que ocupaban  la planta alta del Café Royal, la nueva sociedad fundada por unos cien muchachos y muchachas de distintas clases sociales (señoritos, artesanos y obreros), diría El Adelanto, más popular desde luego que los elitistas y antiguos Casino La Unión y Círculo Mercantil, e interclasista según los aires de aquel tiempo, aunque cuando unos años después llegaran otros que lo fueron menos algunos de quienes en sus locales y en sus variadas actividades habían convivido y participado se decantarán (o serán decantados) inequívocamente para representar unos el papel de víctimas y otros el de verdugos en la tragedia y la vorágine desatadas.
Al empuje de la creación de El Madrigal, a su sombra y formando parte de la Sociedad, se constituyó también un Cuadro o Agrupación Artística Bañezana que ultimaba su reglamento a finales de febrero y nombraba a la mitad de marzo su junta directiva, de la que era presidente Domingo Fernández; tesorero, Victoriano Toral; secretario, Santos Cabo; vocales, Elías Falagán Martínez y Abraham Bécares Rodríguez (asesinados los dos, en febrero de 1937 el primero y en octubre de 1936 el segundo), y director de escena Gregorio Sierra Blanco (esposo de Catalina Fernández, padres ambos de Eugenio y de Tomás y abuelos de Eugenio Teodoro Sierra Redondo, todos ellos represaliados después del 18 de julio de 1936). El domingo 2 de julio aquel también denominado Grupo Artístico Bañezano organizaba una velada teatral en el Teatro Pérez Alonso, en la que ponía en escena la comedia “en dos actos y prosa” titulada Como hormigas, de Manuel Linares Rivas.
Otros actos culturales acogían sus salones: el domingo 12 de marzo se celebraba una conferencia a cargo del joven Cecilio Sixto Toral Manjón (poeta y maestro), presentado por el presidente Jesús Juárez, sobre “Cultura, arte y educación”, notablemente concurrida y con nutrida presencia femenina. El siguiente domingo,  día 19, disertaba sobre “El constitucionalismo en la vida política española” el joven abogado Laureano Alonso y Díez-Canseco, recientemente titulado en la Universidad de Salamanca.
A la altura de abril de aquel año tres eran los salones que en La Bañeza se dedicaban a bailes (según la relación que sobre su inspección se remite a la Jefatura provincial de Industria): La Unión, el del Círculo Mercantil, y El Madrigal, que satisfacen rentas a sus respectivos titulares, Eugenio de Mata, Augusto Valderas, y Maximino Ruiz.

En abril de 1934, el día 8, domingo, en los salones de El Madrigal se cerrarían ya de madrugada las celebraciones y agasajos dedicados a los integrantes del Orfeón Leonés que en aquella fecha visitaban en varios autobuses La Bañeza para dar un concierto en el Teatro Pérez Alonso dirigidos por el bañezano Odón Alonso González (“en su primer vuelo artístico”, dirá cuando a la semana siguiente agradezca desde El Adelanto la entusiasta acogida de su pueblo), interviniendo también la Rondalla que dirige el guitarrista José Blanco Bardal. Cosecharían uno de sus mayores éxitos, siendo recibidos por las autoridades municipales y la Banda de Música en la calle Manuel Diz y después en la Casa Consistorial (donde la corporación les obsequió con un donativo de 300 pesetas), y antes de su actuación en el Teatro interpretaron algunas piezas musicales y bailables en la Plaza Mayor, en la sala de sesiones del ayuntamiento, y en los respectivos locales del Casino Bañezano, el Madrigal, y el Círculo Mercantil, donde fueron agasajados y se hizo baile hasta la hora del concierto en el Teatro, para celebrar a su final un banquete en el Hotel Magín y otro baile en honor de los orfeonistas en el salón de la popular Sociedad El Madrigal. Del programa de aquella velada musical destacarían los números originales del paisano compositor “Rengue, rengue”, canto de ronda de subido sabor bañezano; “Catalina”, tonada que canta la alegre juventud cuando la jarana alcanza su algidez, y “Canción de cuna”, melodía que evoca un tiempo no lejano cuando, a bandadas como las golondrinas, huían del agro a tierras del Plata, allende el océano, los mozos sanos, fuertes y optimistas en busca de la riqueza que creían no habían de encontrar jamás en la tierra que los vio na
cer.

Una representación teatral de aquellos años.

44.- EL HERMANO DEL PADRE MIGUÉLEZ.



Homenaje al Padre Miguélez en el Casino La Unión en enero de 1915

Al principio de septiembre de 1893 está haciendo la difteria en La Bañeza numerosas víctimas (también en Boñar); ausente o enfermo uno de los médicos, solo tiene otro la villa; no se han tomado medidas sanitarias, o si se han tomado por la Junta de Sanidad, se incumplen sus acuerdos; la higiene y la policía están abandonadas. Finalizando el mes la epidemia continúa causando gran número de fallecimientos en el lugar y en otros pueblos, sin que las autoridades hayan tomado aún medidas radicales. Al acabar octubre causa estragos en la provincia, se dice. A la mitad de noviembre los hacía también en la capital, cosechando muertes entre los niños todos los días. Se le suma el temor a la invasión del cólera, del que se han presentado ya casos en provincias limítrofes.
Se viven por aquellas fechas tiempos de economías: se han suspendido carterías y peatones postales, muchos en la provincia (la de Santa María del Páramo entre ellas, dice La Estafeta de León el 30 de agosto), y aún no han sido nombrados por los ayuntamientos, a cuyo cargo y pago quedan. Más de dos mil pueblos se hallan incomunicados en el país con la medida que encomienda este servicio a los municipios, que no disponen de cantidad destinada a la conducción de la correspondencia, ni personal para ello. “Recaudadores de la contribución si continúan existiendo…. Y embargo de los bienes a los vecinos de los pueblos, sin servicio postal, que no la paguen en tiempo oportuno” (añade el cronista de La Provincia con evidente disgusto).
 “El ilustrado y activo corresponsal de La Bañeza (José Fernández Núñez) comunica que en la villa trata de establecerse el alumbrado eléctrico, tras una nutrida reunión en el Casino la Unión y el nombramiento de una comisión encargada de los trabajos preliminares, que pide antecedentes a León y Villafranca. Se han presupuestado 50.000 pesetas emitiéndose acciones de 250 pesetas cada una, a las que garantiza el interés del 6 % el acaudalado capitalista local José Latas Valcarce” (alcalde entonces). El primero de agosto de 1899, sin solemnidad alguna, se puso en funcionamiento por vez primera el alumbrado eléctrico en la que desde 1895 era ciudad.
             En la misma edición glosa don José la figura de otro cultivado bañezano, hermano del agustino Padre Miguélez: el distinguido literato Juan Fraile Miguélez, que firma sus eruditos trabajos (Cascotes y Machaqueros, una colección de artículos pulverizando a los críticos literarios Valbuena y Alas Clarín era uno de ellos) como Fray Juan de Miguel, o Fray Mortero (“que no tiene de fraile más que el apellido”). Maestro elemental, normal y superior, y más tarde profesor de la Escuela Normal Central desde la más humilde posición. Salido de su tierra desde niño, hubo de volver para hacer el servicio de las armas, sin que por las influencias caciquiles le valiera la justa excepción de ser hijo de viuda pobre, dice el cronista, continuando en Valladolid ganándose el pan de cada día, y allí primero y en Madrid después hizo su carrera con desusado aprovechamiento. Tiene entonces 34 años y es distinguido escritor y periodista que ocupa a diario las columnas de La Unión Católica.

Al iniciarse noviembre del mismo año 1893, con ocasión de los sucesos de la campaña de Melilla y en protesta por los atropellos de los rifeños (un bárbaro atentado entonces cometido) y conmemoración de la reciente victoria contra ellos conseguida, se produce una sonada manifestación en La Bañeza encabezada por la Banda de Música y acompañada por colgaduras en los balcones y miles de cohetes voladores, y el ayuntamiento en sesión extraordinaria acuerda abrir una suscripción que pone a disposición del gobierno para dotar de fusiles Máuser al regimiento que lleva el nombre de la provincia. Colaboran en ella, con 100 pesetas un laceaniego voluntario de la guerra de África de 1859; los ayuntamientos de Laguna Dalga, Bercianos, y Zotes del Páramo, y el personal y los reclusos de la Cárcel correccional de León.