jueves, 23 de julio de 2015

73.-Los inicios del futbol bañezano.

En 1920 La Bañeza tiene 3.948 habitantes de hecho, y su partido judicial 47.579. Por las fiestas de agosto de 1921 se inicia en la ciudad la práctica del fútbol (Foot-Ball, como entonces se decía, aunque según Elisardo Moro García ya se jugaba en el mismo lugar en junio de 1917), deporte traído por jóvenes locales desde diversas capitales en las que eran estudiantes, disputándose en el terreno cedido por el ayuntamiento en el Jardín un reñido match (organizado por el semanario El Sorbete, lo presenciaron más de dos mil personas) con un equipo venido de Benavente al que se agasajó después con cena en el Hotel Aurora y baile en el Casino. A aquel primer equipo, el Sporting Bañezano (en el que debió de formar entonces el joven estudiante Joaquín González Duviz, conocido por “Morico”) lo siguieron con los años la Sociedad Deportiva Bañezana, la Sociedad Gimnástica Bañezana, el Club Deportivo, el Racing Club Bañezano, el Club Celta Bañezano, y La Bañeza Fútbol Club, que aún perdura.
 En mayo de 1931 las Juventudes Deportivas de La Bañeza solicitan a la corporación un campo de deportes, y debió de ser la Sociedad Deportiva la que a primeros de agosto de 1932 reclama de nuevo al consistorio un lugar en el que practicarlos (para el del balompié) en un terreno distinto al del Jardín, que ya disfrutan, por no resultar adecuado y porque tienen disgustos con los vecinos del Paseo, a cuyas casas ocasionan perjuicios los balones que se escapan, expone su responsable, el peluquero José Acebes (“Gran Peluquería de Moda, en Romero Roblebo, 8”, se anunciaba en Avance en septiembre de 1933). Se acordó que los peticionarios designaran una comisión para estudiar con ella qué terreno se les pudiera ceder. Lo desean en la Vega de Arriba, lugar de pastos comunales arrendados por la Sociedad de Labradores, y se les recomienda instalen una red en tanto se ve lo que proceda, con mayor entusiasmo por complacerlos por parte de algunos concejales socialistas, partidarios de la conveniencia del deporte, “beneficioso en general y más para los jóvenes, a los que distrae de otras diversiones menos plausibles”. En diciembre del mismo año existen (según El Adelanto) en La Bañeza cinco equipos de fútbol (y además tres infantiles: Arenas Fútbol Club, Club Deportivo Uzcudun –en él formaba Chela, el precoz violinista, y el nombre del club debía de obedecer a la extensa popularidad de la que entonces gozaba el boxeador Paulino Uzcudun-, y Club Polvorín), y de ellos son los principales la Unión Deportiva Bañezana (UDB) y el Once Obrero Bañezano (OOB). A mediados de enero del siguiente insiste la juventud y los aficionados deportistas bañezanos en reclamar del alcalde un lugar de juego, pues el que siguen utilizando está lleno de piedras (se han quejado los jugadores de clubes como el de Benavente), y los vecinos de las casas adyacentes cobran una peseta por devolverles la pelota cada vez que cae a sus patios (“unas diez veces por partido: ¡el sustento!”, dicen).
A finales de febrero de 1933 los pueblos limítrofes de la capital comarcal estaban contagiados de su afición futbolística; Jiménez de Jamuz había sido el primero en dar la nota, y le seguía entonces Valcabado. En La Bañeza se creaban a primeros de marzo dos nuevas formaciones deportivas: en el barrio de San Eusebio La Cultural Bañezana, y el Club de Fútbol La Conquista, que “estrenará pronto sus jerseys blanquirrojos”, decía El Adelanto el 8 de aquel mes. En cuanto a Jiménez, el interés por el deporte del balompié (introducido en el país hacía 1876 desde Galicia y la empresa Eastern Telegraph –conocida como el Cable Inglés- de Vigo, antes que desde Huelva y las minas de Río Tinto, como hasta ahora se pensaba) se volvería a materializar, al menos, en torno a 1950 con la creación de los equipos Industrial Deportivo Jiménez y su rival el Real San Martín de A. C. (Acción Católica), promovido este por el párroco don Jesús Guerra Juárez, a los que seguirían ya en los años sesenta las formaciones de La Estrella y La Viruta.
Al inicio de julio quedaba constituida la junta directiva de la recién creada Sociedad Cultural y Deportiva Bañezana, de la que es presidente César Seoanez Pérez (uno de los dos hijos de José Seoanez Romero), secretario Vicente González Duviz, entrenador Joaquín González Duviz, y vocales José Marcos de Segovia, Abraham Bécares Rodríguez, y Manuel Marqués Pérez, entre otros. Por entonces la Sociedad, en su nombre y en el de todas las demás agrupaciones deportivas de la ciudad, solicita terreno bastante (unas 14 heminas de secano) para poder permutarlas por una sola finca destinada a campo de deportes, siempre para todas ellas (se aclara por los concejales) y reintegrable al ayuntamiento si desaparecieran la sociedad o sociedades deportivas, el cual desestima los términos de su proposición y responde a los solicitantes que, sin ceder propiedad alguna, les procurará el terreno preciso para el ejercicio de todos los deportes. La Sociedad peticionaria mantiene en la siguiente sesión municipal que “piensa resolver por sí la cuestión”, y al acabar agosto insiste en reclamar se les conceda (solo el uso, no el dominio) para campo deportivo una finca municipal, de las Realengas, sita a la Llanera y enclavada entre otras adquiridas por la Sociedad, arrendada por el ayuntamiento (y subarrendada a su vez a otro que la trabaja). El artículo 20 de la Ley de Reforma Agraria impide al municipio la enajenación (o permuta) del terreno, que forma parte de los bienes propios, y se acuerda estudiar con un  letrado las condiciones en que pueda cederse.
El abogado Eumenio Alonso González (decano de los de la ciudad), consultado se abstendrá de informar “por tener el ayuntamiento nombrado a un ilustradísimo compañero de León”, Publio Suárez Uriarte, nombrado recientemente subsecretario de la Presidencia en el gabinete de Lerroux, y muy ocupado, por lo que le será difícil informar con la prontitud deseada, dice el alcalde, que pedirá parecer a otros de la localidad, mientras la Sociedad Deportiva pasa a desear la finca solo en alquiler, y como es el caso que el actual arrendatario cede sus derechos, y no hay inconveniente alguno en contra, se le confiere con las mismas condiciones en arriendo. Por aquellas fechas se dice, con guasa, en la sección “Quisicosas Deportivas” de El Adelanto, que “a muchos hinchas ha llenado de placer el que nuestro futuro campo de futbol vaya a ser colocado muy cerquita de las cuevas”.
En aquel predio y en los adyacentes que la Sociedad ya poseía se fue construyendo el ansiado campo deportivo por los mismos jóvenes aficionados que los domingos y los días de fiesta iban a trabajar gratis para hacerlo, ayudados a veces por mozalbetes de las Escuelas Villa después de su jornada de escolares, de manera que en febrero de 1934 solicitaba la entidad deportiva al consistorio “que se planten árboles de sombra y adorno en el camino de La Llanera, hacia el campo de deportes que actualmente construye” (según el plano trazado por Luís Lorente Gallego –de Calatayud-, quien entonces era administrador o gerente de la Azucarera, nos cuenta Alejandro Latorre), a lo que aquel accede y acuerda pedir acacias a los servicios forestales para plantarlas en dicho camino.
Los encuentros deportivos eran a veces motivo de altercados y refriegas, como sucedió cuando el 15 de abril del mismo año, domingo, se desplazaba de León a La Bañeza el equipo de fútbol del Recreo Industrial Club para enfrentarse al titular de la ciudad en el campo del Jardín (aún se jugaba allí en aquellos días), al que derrotó por 4-1 en un partido tan accidentado (en el que el público bañezano coaccionó al árbitro y a los jugadores leoneses) como lo había sido el anterior en el mismo lugar contra la Deportiva Ponferradina, con el resultado de 1-2 y un segundo tiempo aparatoso y discutido, también por los espectadores que invadieron el campo haciendo que lo abandonaran los bercianos.  
El 19 de abril se recibía una comunicación del Colegio de Arquitectos de León para que se suspendan las obras del campo de deportes, por carecer de dirección facultativa, eludiéndola y respondiendo a su decano que aquellos trabajos se limitan a cercarlo, con dificultades monetarias, pues a primeros de marzo el presidente de la Sociedad Deportiva solicitaba a la corporación que compre algunas de las tarjetas amortizables que han dispuesto con las que subvenir a seguir construyendo el campo de fútbol, lo que se considera conveniente por los regidores municipales, pues ello contribuye a aminorar el paro obrero, que acuerdan adquirirlas por el valor de 500 pesetas. Por entonces, el 21 de mayo, la Sociedad Deportiva Bañezana participaba en el campeonato regional de fútbol, y era derrotada por 11-0 en el capitalino campo de San Mamés por el Unión Deportivo Leonés. El domingo 17 de junio se celebraba, ya en el Stadium de la Llanera, un encuentro entre los eternos rivales locales, Celta F.C. y Racing Bañezano, que terminó con empate a dos goles en un terreno de juego de arena y piedras en el que todavía en los años cuarenta la hierba brillaría por su ausencia. Al comenzar agosto solicitaba a la corporación la entidad deportiva que la subvencione con dos o tres obreros para extender por el camino de La Llanera, y arreglarlo, los escombros que de sus trabajos en el campo se han ido acumulado, y se acuerda enviar a tales obreros de la bolsa de trabajo del ayuntamiento.
En torno a 1934 en la escuela de don Justo García (Colegio del Sagrado Corazón) creaban un club de fútbol que llamaron El Español (según nos dice Alejandro Latorre Remiro en entrevista el 19-05-2009). En abril de 1951 un Arenas Club de Fútbol compite como equipo  juvenil, en el improvisado campo de La Casereta con el de la Obra Auxiliar Recreativa de Acción Católica, señala el día 14 El Adelanto.
Al comienzo de enero de 1935 en León había dejado de existir ya el año antes, después de languidecer durante tres entre sinsabores y sacrificios, el club Unión Deportivo Leonés (la primera entidad deportiva, se decía), y desaparecía también entonces el Recreo Industrial Club que en los años 1933 y 1934 había acompañado al Deportivo, naciendo una nueva sociedad que lleva por nombre Industrial Fútbol Club Leonés, cuyo conjunto se formaba con jugadores del anterior y del fenecido Deportivo Leonés. Después de una corta trayectoria, a primeros de abril surgirá de entre sus filas el León Foot-Balll Club, también de breve vida (hasta agosto), para terminar, sobrepasada la mitad de septiembre, haciendo su aparición el domingo día 22 “la nueva Sociedad Cultural Leonesa, cuya primera actuación se da en el terreno de San Mamés en condiciones de verdadera trascendencia para nuestro fútbol, llevada de unas miras modestas y anhelando velar por el honor deportivo de León y por el resurgimiento en la capital del fútbol en particular y del deporte en general, esperando de la afición el apoyo moral y material que le dé los necesarios ánimos para sobrellevar el sacrificio que ello le supone, con la adhesión y asistencia a la primera manifestación de una vida longeva y próspera con motivo de su encuentro contra la Sociedad Deportiva Bañezana” (diría El Diario de León, que informará después de que los capitalinos derrotaron a los bañezanos por 6-1). Con el estallido de la guerra civil desaparecerá aquella Cultural, refundándose  a su final en 1939 la antigua Cultural y Deportiva Leonesa nacida en agosto de 1923 y fallecida, de languidez, con su disolución cuando acababa 1931.
Aquel verano de 1935 se estrenaba el campo de futbol de La Llanera con un encuentro entre los equipos La Piqueta y La Paleta, formados por algunos de los que habían conseguido levantar las paredes y cerrar el hoy estadio. El domingo 20 de julio contendieron ya en el nuevo terreno de juego los equipos Deportivo de Salamanca y la Sociedad Deportiva Bañezana, con una práctica no muy limpia por ambas partes que hizo que resultaran lesionados el portero salmantino y el insigne jugador local Cebolla (Manuel Álvarez López). A mediados de septiembre Emilio Fernández Pérez era capitán del equipo de futbol de la Juventud Católica Bañezana, “que pronto creará su Cuadro Escénico” (diría El Adelanto).
Con el inicio de la guerra civil quedaron en suspenso todos aquellos afanes deportivos hasta el año 1942 en que el entonces presidente, José Olegario Fernández González, pidió al alcalde, Agustín Hoyos González, que se continuara con las obras, para que ya en 1944, con Bernardo Bécares Fernández (hijo del que fue durante años médico municipal de Santa Elena de Jamuz, Aníbal Bécares Más) de presidente, comenzara la Sociedad Deportiva Bañezana a jugar allí sus partidos oficiales.