sábado, 29 de agosto de 2015

Apostólicas, la revista de las Misioneras


José Cruz Cabo
Corría el año 68, Don Angel Riesco Carbajo, había cesado por propia voluntad, como Obispo de Tudela y se había venido a nuestra ciudad, a la que siempre había llevado en el corazón y se dispuso a dirigir las Misioneras Apostólicas de la Caridad, que él mismo había fundado en los años de Párroco de El Salvador, al morir Don Lucas Castrillo, de gratísima memoria. Las Misioneras iban siendo cada vez más y estaban repartidas por varias ciudades españolas.
Como Don Angel era un enamorado de la prensa, se le ocurrió hacer una revista para que las misioneras estuvieran en contacto entre ellas y con él.
Sobre ese mismo año del 68, se presentó un día en Gráficas Nino y le pidió que le hiciera una revista para enviar a sus Misioneras y naturalmente Nino dijo que sí. Como era natural en Don Angel al llegar a la imprenta lo primero que hizo fue saludarnos a Cadenas a Maximino, que era un chaval de 15 años y a mí y como siempre después del saludo me dijo: “muy bien Pepe, escribes muy bien, ya que te leo en nuestro semanario, sigue así y no te canses”.
Los impresos o periódicos que encargaba Don Angel, tenían que salir impecables de la imprenta, y entonces no había las técnicas de impresión que hay ahora, por lo que nos teníamos que poner al loro para que no hubiera ningún fallo de impresión en su revista o en otros impresos que nos encargaba. Siempre fue amigo de las fotografías y entonces eso era muy difícil de imprimir, porque la placa de zinc había que clavarla en un taco de madera y si nos descuidábamos salía la cabeza de las puntas impresas y eso no lo permitía Don Angel.
Como siempre, había que enviarle las pruebas de impresos o periódicos que encargaba, había que entregárselas impecables y te corregía todo el texto y el tipo de letra ya te lo había marcado en los originales que nos enviaba. Maxi y Rafa eran los encargados de llevarle las pruebas de Apostólicas, y una vez que nos daba el visto bueno, imprimirselas impecables y llevarselas a su casa.
Estos recuerdos me vienen a la memoria, porque “Apostólicas”, despues de tantos años, sigue cumpliendo su función, pero ahora mejor impresa y con fotografías en color. Y es que los periódicos que funda Don Angel Riesco duran muchos años. Ahí está El Adelanto para muestra.
Las Misioneras ahora son muchas más, tienen una casa madre que está en nuestra ciudad y que Don Angel comenzó su construcción, como casa para niñas huérfanas o abandonadas, y que con el paso del tiempo y sus necesidades, ahora es la casa Hogar Familiar de las Misioneras Apostólicas de la Caridad, cuando alguna de ellas está inválida o enferma son acogidas en esta casa y cuidadas hasta su muerte. Ha tenido muchas directoras generales y ahora está al frente de este Instituto Mercedes Moratinos, como antes lo fueron otras misioneras, pero el espíritu del Padre sigue vivo entre ellas
Ahora este instituto ha crecido con el tiempo y hay misioneras repartidas por toda España y por varios paises sudamericanos, como Méjico, Argentina y Perú. y seguramente en otros sitios tanto de américa como de Europa, porque la tirada de “Apostólicas” ha ido creciendo con el instituto y ya son muchas las mujeres y jóvenes que trabajan en las necesidades espirituales no solo de ellas, sino de todas las personas que necesitan de sus cuidados o consejos.
Un germen de trigo, que sembró don Angel Riesco en nuestra ciudad hace más de cincuenta años, y ahora está dando sus frutos no solo por España sino por otros muchos países. y como a Don Angel le gustaba decir y hacer “hay que pasar por la vida haciendo el bien”. Y esta revista y su instituto lo hacen de acuerdo con su pensamiento, que esperamos pronto verlo en los altares como Beato primero y Santo después.

domingo, 23 de agosto de 2015

Mucha tristeza por tu muerte Santiago Fuertes


José Cruz Cabo
Querido amigo Santiago Fuertes Carracedo, hace tres semanas que coincidimos, ibas con tú esposa Amparín y llegué yo, y me dijistes que estabas bastante enfermo, pero yo pensé que dado tu aspecto, mejorarías. Pero esta vez tuvistes razón y hoy veo tu esquela y siento una profunda tristeza y soledad porque se me marcha uno de los buenísimos amigos que todavía me quedaban.
No solo porque me vendiste el primer coche aquel Seat 127 que tan bueno me salió, sino porque durante el tiempo que estuviste de Concejal de Cultura, comenzaron a mejorar las cosas culturales de la ciudad, y a pesar de ello te quitaron la concejalía por no doblegarte a votar lo que tu pensabas que no era bueno para la ciudad, en lo que ambos coincidiamos.
Aquel viaje a Salamanca, al aspirantado del Maestro Avila, donde ambos estudiamos, tu más que yo, pues estuviste más tiempo, para hablar con dos catedráticos de la Pontificia, para que vinieran a dar conferencias a nuestra ciudad, poniendo el dinero del viaje de nuestros bolsillos, no lo olvidaré nunca, ya que mientras Amparín y Nieves quedaron en la Plaza Mayor, dichos catedráticos nos llevaron a ver los monumentos salmantinos más característicos, dandonos una lección de historia de los mismos y entrando en sitios donde no se entra facilmente. Fue una pasada de viaje y una lección de historia salmantina. Nos habiamos quedado sin banda de música. Leandro había disuelto la plaza de director y tu te pusiste de acuerdo con tu prima Lourdes y su esposo Tino y la banda volvió a resucitar, con dos cambios más de director hasta hoy, y cada día mejor, sin tu decisión lo mismo ahora todavía no teniamos banda.
Otra vez me hiciste viajar a Madrid para que te acompañara, y gracias a ese viaje pude disfrutar contigo del Museo del Prado, y recrearnos con las maravillas que allí se encierran, incluido el retablo de la desaparecida iglesia de Hinojo, además de otras muchas obras de arte.
Pero sobre todo fuiste un amigo entrañable, noble y sincero, y hombría de bien y tu seriedad  profesional, me volvieron a demostar que no fallabas nunca, cuando siendo perito de accidentes, tuve un problema en la conducción del agua y tu me lo solucionaste rapidamente, que dando toda la vivienda en perfectas condiciones y descubriendo la avería.
Tu carta que me enviaste, cuando me dieron la calle, no podre olvidarla mientras viva, no quisiste que se publicara y no lo hice, para Nieves y Para mi, aquella carta que firmabas junto a tu esposa Amparín, sigue en mi poder y quizá, si Dios me da salud, salga algún día a la luz, porque en ella demuestras tu hombría, tu entrega a los amigos, una anécdota de cuando fuistes concejal y sobre todo la seriedad, bondad y humildad que tu poseias a manos llenas.
Son muchos los recuerdos que se me vienen a la mente, ya que aunque nos veiamos de tarde en tarde, siempre era un placer charlar contigo y con Amparín, ya que la amistad y el afecto mutuo continuaban intactos. Ahora te toca emparejarte con tu hermano Polo, que como tú, marchasteis de la vida demasiado pronto, asi como con tus padres, a los que también conocí y les tuve afecto. Pero ello no me quita el gran dolor que tu muerte me ha ocasionado.
Por ello amigo Santiago, solo me queda unirme al dolor de tu esposa Amparín y de tus dos hijos y nietos, y esperar que tu hombría de bien, tu bondad y amabilidad, se encuentre con los tuyos que te precedieron y espero que, no tardando mucho, ya que la vida por larga que sea suele ser muy corta, nos podamos volver a ver en el mas allá algún día.