miércoles, 11 de octubre de 2017

Cuando El Adelanto mató a Rascayú


José Cruz Cabo
En los primeros años cuarenta, cuando había terminado ya la guerra incivil y estábamos ocupados con las noticias de la guerra mundial, España estaba bloqueada y esos años las cosechas fueron malas, según los labradores. Nuestra nación no podía importar alimentos porque no podían pasar los mares y puertos en guerra, que era toda Europa.
En aquellos años 40, aparecieron por nuestra ciudad, dos personajes muy interesantes y que se hicieron muy famosos  en toda nuestra zona.
Uno se hacia pasar por Rascayú y se dedicaba a vender pequeñas cosas, como mechas, encendedores, entonces mecheros, volanderos para los niños y otras pequeñas y humildes cosas, con las que vivía y lo hacía con una bicicleta.
De otra parte vino un recaudador del Ministerio de Abastos, así se llamaba lo de la comida entonces, que tenia por nombre Sebastián y que traía a los labradores muy vigilados, ya que en aquella época de racionamiento, de un terrible racionamiento, lo que te daban para diez días a cada familia, se solía comer en tres y luego había que ir al estraperlo, comenzando por el pan que era de maíz, decían, pero lo que te daban para una familia de seis personas lo comías en la comida y si querías pan a 30 y 35 pesetas una hogaza de tres quilos. Como eso era todo en nuestra nación, salvo los ricos, los demás pasábamos hambre.
Rascayú se hizo muy famoso porque en los bares preguntaba a la gente si eran de la cojonada, o sea labradores, ya que procuraban guardar la cosecha en sitios que no pudieran registrarlos Sebastian y decían eso de “este año no hemos cogido nada” y Rascayú  hizo famosa esta frase de la “cojonada” en toda las comarca.
Pasado unos dos o tres años desapareció de nuestra ciudad y pasados otros tantos un día vino mi tío Rafael y nos dijo me acabo de enterar que se murió Rascayú. “hay que hacerle  una necrológica, se la hago yo”, aquel sábado salió la noticia y la gente de La Bañeza y los pueblos cercanos lo comentaron mucho.
Pero lo curioso es que pasados unos dos años Rascayú volvió por nuestra ciudad, le comentaron lo de su muerte, fue a Gráficas Rafael y pidió un periódico con la noticia de su fallecimiento y luego lo enseñaba muy ufano por todos los bares de la zona.
En cuanto a Sebastian una vez que las cosas comenzaron a normalizarse y ya el racionamiento iniciaba su desaparición desapareció de nuestra ciudad y nunca más se supo de eL

martes, 3 de octubre de 2017

La relación de Don Santiago conmigo


José Cruz Cabo
Nuestra relación tuvo muchos altibajos, debido a las presiones que sufría él cuando yo criticaba algún error municipal o de alguna asociación o clubs que no les gustaba lo que había dicho de ellos en mi crónica correspondiente,
Cuando en el año 1972, me ofreció la subdireción del semanario local EL ADELANTO, y Saturnino Cabo volvió a coger las riendas de la economía del semanario, estrechamos más nuestra amistad. Un día me dice, “oye la Diputación me ha enviado una invitación para una reunión en León y quisiera que el semanario estuviera en la misma”. Yo le dije, “mire si Nino me da permiso no tengo inconveniente, pero voy a a perder todo el día en León”. Nino dijo que fuera y ese día por vez primera pude conocer la Diputación de León a placer, ya que nos la enseñaron toda.  El presidente de entonces, alcalde de Valencia de Don Juan, nos atendió de maravilla a todos los periódicos y emisoras de la provincia y después nos llevó a un pueblo cercano a León a comer y allí conocí a varios periodistas, entre ellos al director de El Diario de León, Fernando Aller y pude saludar al Presidente de la Diputación al que conocía pero nunca había hablado con él, Alberto Ruiz y que un día le pregunté que tenía en contra de mi alcalde, Antonio y me dijo “mira Cruz yo no tengo nada contra tu alcalde, pero no lo aguanto y cuando va a León a la diputación, mi secretaria y los empleados de la planta baja tienen orden de decir que no estoy, y es que no aguanto su conversación.
Un día Don Santiago llegó a la imprenta con un artículo del Moto Club, metiéndose conmigo por no se que problema de la carrera de motos de aquel año. Le dije que los convenciera para que no lo publicaran, porque yo tenía que contestar. Hizo la gestión y me dijo que tenía que publicarlo. Así lo hice, pero a la semana siguiente, gracias a Mariano Casado,  de feliz memoria, les saque tantas cacas a sus directivos que tuvieron que dimitir.
Otro día me presenta un escrito del alcalde, llamándome mentiroso de unas palabras que tuvo en un pleno en contra de la Diputación y su presidente ,y lo que me hizo más gracia es que viniera firmado el artículo por los socialistas, dado que entonces el presidente de la Diputación era socialista. y Antonio había hablado contra la Diputación, Tuvimos un fuerte enfrentamiento porque yo decia que si se publicaba eso que era mentira, yo tenía que contestar, Don Santiago  me dijo que con ese escrito el problema quedaba resuelto. Enfrentamiento que luego solucionamos a los dos dias, pero el alcalde no se libró de mi contestación, porque lo publiqué en el Diario de León y en la emisora de Radio Astorga.
Después de este episodio, nunca más Don Santiago y yo tuvimos ningún roce, cuando tenía que contestar a alguna cosa en contra mía, porque el artículo no había gustado a alguna persona, entidad o club, le enseñaba la contestación a Don Santiago y me daba consejos para que quedara mejor e hiciera el menor daño posible a la persona o club contra el que tenía que escribir para que no me dejaran por mentiroso, ya que nunca intenté perjudicar a nadie pero la verdad había que contarla aunque molestara.