José Cabañas
Del
libro “LOS PROLEGÓMENOS DE LA TRAGEDIA”
(Historia menuda y minuciosa de las gentes de las Tierras Bañezanas –
Valduerna, Valdería, vegas del Tuerto y el Jamuz, La Cabrera, el Páramo y la
Ribera del Órbigo- y de otras localidades provinciales -León y Astorga- de 1808
a 1936), recientemente publicado en Ediciones del Lobo Sapiens por José Cabañas
González.
(+ info en www.jiminiegos36.com)
Por acuerdo de la Federación Socialista Provincial, en la
conmemoración proletaria del Primero de Mayo de 1936 en La Bañeza tomará parte
Isidro R. Mendieta, de Madrid (redactor de Claridad),
y en Santa María del Páramo Avelino Rodríguez y Domingo Fernández González. En
Astorga participará el madrileño Segundo Serrano Poncela (de la Federación
Nacional de Juventudes Socialistas; no podrá asistir y lo sustituye Mendieta),
junto con Fernando Montoliú, del Comité Central del Partido Comunista (intervendrá
el correligionario Daniel Belda en su lugar), Isabel Domínguez, de la Juventud
Socialista de León (será sustituida por Joaquín del Palacio, liberado el 30 de
abril tras su paso por las prisiones de La Coruña, Mahón y Palma de Mallorca),
y el alcalde Miguel Carro Verdejo, presentados por Manuel Gervasi Sierra. En
Valderas y Algadefe de la Vega Francisco Valverde y Falconerín Blanco. David
Escudero Martínez se ocupará del discurso en el acto de Mansilla, y en
Veguellina lo harán, por la tarde, Moro (posiblemente se tratara de Pablo
Sánchez Moro, secretario local de la CNT) y el diputado socialista Luís Rufilanchas
(sería fusilado con once más en La Coruña en julio de 1937). En toda la
provincia (también en Ponferrada, Sabero, Cistierna y Sahagún) hubo manifestaciones
grandiosas y mítines concurridísimos, “destacándose con sus distintivos y
uniformes las Juventudes Unificadas, lo mismo de un sexo que de otro, pues las
mujeres aportaron como nunca su colaboración entusiasta, sin que tampoco se
dieran incidencias” (ya por entonces, según Victoriano Crémer, mujeres
derechistas vestían con predominio del verde, color emblemático de la monarquía
-por el acróstico Viva El Rey De España-, luciendo un ostensible y desafiante
crucifijo sobre el pecho).
Manifestación del 1º de Mayo de 1936 en La Bañeza.
(Archivo del autor)
Con impresionante
disciplina y entusiasmo se celebraba también la Fiesta del Trabajo en La Bañeza
(la última que allí y en los demás lugares se daría en cuatro décadas, y
también en esta, como en las anteriores, “por tener que ausentarse”, cedía el
alcalde titular (Joaquín Lombó Pollán) la vara municipal al primer teniente de
alcalde, el socialista Ángel González González), recorriendo las principales
calles de la ciudad una manifestación nutridísima encabezada por los Pioneros
Rojos y las Juventudes uniformadas (que prenden también en sus camisas y
corbatas una estrella), realizándose por la tarde en el Frontón Novedades el
mitin más concurrido que se conoce, en el que tomaron parte Toribio Santos Santos
(presidente de la Casa del Pueblo), introductor de los oradores Ildefonso
Cortés Rivas (médico astorgano que alude a la huelga que están sosteniendo los
obreros bañezanos de la Azucarera, en brazos caídos desde hace días contra el
incumplimiento por la empresa de las Bases de Trabajo; parece ser que “el
alcalde requirió el auxilio de la Guardia Civil, quitando la razón a los que la
tenían”, dice el semanario El Combate desde Astorga),
y los compañeros Santiuste (directivo del Partido Comunista de León), un
sindicalista “que hace votos por la unificación proletaria”, e Isidro R.
Mendieta, todos muy aplaudidos. Por la tarde hicieron los trabajadores una festiva
gira por las orillas del Duerna.
Sabemos algo más
de lo sucedido en aquellas fechas en la factoría bañezana por el testimonio que
Alejandro Latorre, entonces empleado en sus talleres, nos acerca en mayo de
2009: se pretendía la equiparación en el trabajo con la azucarera de Santa
Eulalia del Campo, de la misma compañía, y la totalidad de los obreros se
encerraron y ocuparon la fábrica a lo largo de todo un día y una noche, en la
que “durmieron dentro todos juntos y amontonados, después de que los familiares
les hubieran echado comida por encima de la tapia y a través de una
alcantarilla cercana a la entrada”.
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