Las familias se cargaban de hijos para contrarrestar la alta
mortalidad infantil.
En una de las postreras publicaciones (la del
19 de febrero de 1933) de aquella cabecera que siempre, en sus dos épocas, se
había proclamado independiente, reseña el semanario La Opinión el
banquete-homenaje tributado al bañezano Alfredo Fernández Falagán, autor del
drama María-Antonia estrenado por
aficionados en el Teatro Pérez Alonso el 25 de enero, en el que el maestro y
poeta Cecilio Sixto Toral Manjón (otro de los docentes después represaliados –separado de
la enseñanza en agosto de 1936-, acusado de estar afiliado a la ugetista
Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza –FETE-), llamó a hacer
patria chica, a los intentos (poco exitosos) de resucitar la Masa Coral
Instrumental Bañezana, y a reivindicar la creación de un Ateneo “que cobije,
sin distinción de ideologías, las artes, las ciencias y las letras”, y se
insiste una vez más (ahora por quien firma Noctámbulo) en las reclamaciones de
solución al eterno problema del abastecimiento de aguas, “que caen siempre en
saco roto, mientras a cambio la climatología ha regalado una semana de intensas
lluvias que han dado a La Bañeza un aire de ciudad en sombra y veneciana, con
calles convertidas en lagunas y terrazas lacustres en las que brillan cual
farolillos las luces de cafés por el
exceso de agua, que no es la tantas veces pedida”, ensoñación nocturna
propiciada tal vez por la cercanía de las carnestolendas,
en cuyos tres días (se dirá en el siguiente número, el del día 26) se
celebrarán en el Teatro Seoanez por la tarde y por la noche grandes bailes de
mascaras como en años anteriores. El 11 de enero se había acometido en el mismo
Teatro la primera representación, también por diletantes, de la creación de
Antonio Alonso González (director del rotativo que al poco cerrará) Flor del Valle, y se había homenajeado
al autor y celebrado el éxito de la obra el día 22 con una cena en el Hotel
Magín.
Se dice en El Adelanto del 4 de febrero (era su
administrador José Santos de Mata) haberse constituido en La Bañeza un comité
local del Partido Republicano Conservador (PRC), acaudillado por Miguel Maura (Maurita, denostado con tal epíteto por
los ultramontanos, por contraposición a su padre, de cuyas convicciones, según
aquéllos, habría éste abdicado) y que pretende agrupar a las derechas españolas,
integrado por varios católicos bañezanos, y se rechaza con indignación, pues “no
es al señor Maura a quien hay que seguir” (lo hacen responsable de haber traído
la República, de la quema de conventos, y de la expulsión del cardenal Segura).
Desautoriza también el “semanario católico independiente” el voto a Lerroux y
su partido, y proclama que “no es la solución de las derechas porque su actuación
contribuye a pisotear postulados esenciales de nuestro programa”. A la mitad de
marzo se constituiría al final en la ciudad una sección de aquel partido maurista en la siguiente forma:
presidente, Juan Espeso González, abogado y alcalde entonces; secretario,
Francisco Baeza Romero, almacenista y maestro nacional; vocales: Liberto Díez
Pardo, concejal e industrial; José Santos Pérez, concejal y propietario; Tomás
Antúnez, almacenista; Benigno Isla Carracedo, comerciante, y César Moro
Ferrero, industrial. Aquella formación era heredera de la conservadora Derecha
Liberal Republicana (DLR) de 1930 de Miguel Maura y Alcalá-Zamora (virada en
Partido Republicano Progresista –PRP- después del 14 de abril de 1931), de la
que se había separado su ala derecha, encabezada por Miguel Maura como Partido
Republicano Conservador, en enero de 1932.
De nuevo acercaba datos el cronista desde
Jiménez de Jamuz de los actos litúrgicos que allí se habían realizado en 1932:
19 entierros, 12 de adultos y 7 de niños, un dato que con otros como el de las
9 defunciones de adultos y 17 de párvulos de Huerga de Garaballes revela la todavía amplia mortalidad
infantil de aquel periodo, patente también en la alta frecuencia con que la
prensa bañezana noticia el fallecimiento de infantes en la ciudad, una lacra
que encadenaba a veces otras lastimosas tragedias, como la del “suicidio en la
tarde del 6 de diciembre, en el cementerio bañezano y de dos tiros de pistola
en el pecho ante la tumba de su hijito recientemente fallecido del regente de
la farmacia de Carlos Fernández Alonso, a los 43 años y dejando a su mujer,
Julia Cabañas Martínez, con un niño mayorcito y dos niñas más pequeñas”
(saldría después adelante hospedando en su casa a algún empleado municipal y a otros que lo eran de
industrias o negocios bañezanos), y también de los que se daban: “Se celebró
con gran solemnidad la fiesta de San Antonio, perdiendo este año su aspecto
profano y revistiendo carácter enteramente religioso, como corresponde a una cofradía
de abolengo piadoso. Las Aguedas celebrarán su fiesta hasta con sermón. Gran
entusiasmo ha despertado El Adelanto;
se traen hasta 300 ejemplares, y aún no bastan por el gran deseo que hay de
leer el semanario, hecho sin ánimo de insultar ni molestar a nadie” (se dice, a
pesar de que desde secciones como “Adelantando” quien la firma como K-Vernícola
se mofe y zahiera sistemáticamente al socialismo y a los socialistas).
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