martes, 21 de octubre de 2014

58.- Las clases para adultos en los años 30.-


El maestro don Servando Juárez Prieto

Enseñanza Faustina Álvarez García proponía en su ponencia La maestra leonesa frente al problema del analfabetismo la impartición de clases de adultos mixtas en los pueblos, aquellos en los que las escuelas eran el único centro de cultura.
Se reorganizaban cuando acababa el mes de noviembre de 1932 las clases complementarias y de adultos a impartir por maestros, voluntariamente y percibiendo la correspondiente gratificación, en graduadas y unitarias, y con dos niveles de enseñanza. Una y otra labor se denominan ahora Obra de Extensión Escolar encomendada al magisterio, y en ella las maestras solo podrán impartir la formación si en la misma localidad no hay maestros disponibles o dispuestos para hacerlo.
Mediado enero de 1933 se había celebrado en Nogarejas un acto cultural con motivo de inaugurarse las Clases Nocturnas de Adultos, que aquel año admitirían también a mujeres, y comenzaban en La Bañeza con gran asistencia de alumnos, después de que se acordara en el pleno municipal del 18 denunciar al Consejo provincial y a la Inspección de Primera Enseñanza que “a pesar de haberse iniciado en todas partes las escuelas para adultos desde el pasado 1 de diciembre, allí aún no lo han hecho”, y se apuntara que “el año pasado el maestro Antonio Juárez Crespo no dio ninguna clase, por carecer los locales de luz eléctrica”, y que “los maestros se han comprometido a darlas, para mujeres y hombres, y cobran por ello, pero inexplicablemente no lo están haciendo”. De hecho, se notifica el día 16 a Bernardo Cantón, responsable de la Electra Bañezana, para que dote las escuelas de corriente, aunque todavía en el pleno municipal del 18 de octubre se acordará “reparar las puertas de las escuelas, e instalar el alumbrado, para que las de adultos, próximas a abrirse, dispongan de luces”. Se las dotó por fin (la cuenta de su instalación se presenta en la sesión municipal del día 16 de noviembre), de tal manera que el 11 de aquel mes se hacía preciso comunicar a la maestra directora de la escuela graduada de niñas el ruego de que “se sirva no dejar encendidas las lámparas una vez terminadas las clases”.
El 21 de noviembre de 1933 la Sección Administrativa de Primera Enseñanza trasladaba a los habilitados de los partidos que “por insuficiencia de presupuesto formalicen las nóminas de la enseñanza de adultos para noviembre solo por los 20 días transcurridos, y no remitan otras hasta nueva orden”, lo que sería aprovechado por la prensa derechista leonesa y bañezana para criticar agriamente una vez más las disposiciones del ministerio del ramo restrictivas de la enseñanza religiosa.
Según la circular sobre enseñanza de adultos emitida a primeros de noviembre de 1935, la Dirección General declaraba obligatoria la impartición de clases de adultos (que durarán cinco meses, desde noviembre al fin de marzo, con dos horas por día, algún tiempo después de terminada la jornada de trabajo de los alumnos asistentes) para todos los maestros que sirven escuelas de niños y mixtas. Las maestras no las pueden impartir, salvo que lo hagan gratuitamente y cuenten con autorización de la Inspección. “La Dirección General no ignora el mayor trabajo que los maestros han de desplegar durante los cinco meses de clases nocturnas, pero abriga la seguridad de que el bien reconocido celo del magisterio español sabrá poner una vez más su gran capacidad y entusiasmo en beneficio de la República española”, dice la disposición. También en el bañezano Colegio del Niño Jesús (que sigue rigiendo el maestro y desde el 15 de octubre de 1934 concejal Servando Juárez Prieto) han dado comienzo las clases de adultos, se dice, cuando noviembre finaliza. En cuanto a las escuelas públicas, en el pleno del 18 de diciembre acuerda la corporación bañezana abonar una cuenta de 12,15  pesetas por lámparas para las escuelas nocturnas de adultos.
Expone en la disertación que el día 2 de diciembre de aquel año ofrecía en los locales del Orfeón Leonés José María Vicente López, director de la Escuela Normal del Magisterio de León (ya lo era en 1929), que “no es la provincia leonesa la española con más analfabetos; regiones como las de Riaño y Murias tienen el mínimo, comparado con los demás partidos judiciales (incluido el de Barcelona), aunque el porcentaje es en El Bierzo aún del 60 %.  En la capital hay analfabetos en los barrios obreros, y la Normal se dispone a realizar su estadística para llevarlos a la escuela especial que va a crear en un anexo de su edificio”. Cuenta además con el proyecto de instalar cantinas escolares en León, en las que permanecerán los niños desde las 9 de la mañana a las 5 de la tarde, “poniendo en práctica una obra de solidaridad humana (no de misericordia), pues si se consiguiera que pobres y ricos comieran juntos, cuan distantes estarían de odiarse cuando son mayores”. Pretende también la Escuela Normal ensanchar la cultura en las sociedades obreras y en los pueblos, contando ya con algunos aparatos adecuados, y proyecta hacerlo también con el Museo Pedagógico, que puede desarrollar una labor intensa en la provincia, aunque hoy sus salones estén completamente vacíos, aspirando a que pronto lleguen fechas en que pueda organizar cursillos para que los maestros estén al día en los modernos métodos de enseñanza.

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