
A finales de octubre de 1934, sofocado ya el intento
revolucionario del inicio de aquel mes, vuelve a funcionar la Cátedra Ambulante
Agrícola en la provincia de León (el perito agrícola bañezano Mariano Seoanez
Pérez –hijo del viverista y fruticultor bañezano José Seoanez Romero- ha sido
designado para auxiliar en ella al Jefe de la Sección Agronómica), con la
previsión de celebrar pronto cursillos, en los que se imparten conferencias y
se muestran películas y actuaciones prácticas sobre diversas técnicas de
cultivo, en diversos lugares, La Bañeza entre ellos, y Santa María del Páramo y
Laguna Dalga en diciembre. Mediado
noviembre, el Servicio Agronómico Nacional expresaba al nuevo consistorio
bañezano su gratitud por la colaboración prestada en la inauguración de la
Cátedra Ambulante Agrícola.
Se celebraba en Astorga al comienzo de abril de 1935 la
asamblea de Acción Fem
enina y la inauguración de sus nuevos locales, que
comparte con Acción Agraria y Acción Obrerista, en los que se ha entronizado al
Sagrado Corazón de Jesús, oficiando el sacerdote diputado Pedro Martínez
Juárez. Además, en la Casa Social Católica tenía lugar el primer acto de la
Juventud Masculina de Acción Católica, e iniciaba sus trabajos la Cátedra
Ambulante Agrícola, con conferencias y proyecciones en el Teatro Manuel Gullón.
La Cátedra Ambulante Agrícola, que viene actuando por aquellos días en diversos
pueblos de la provincia, lo hará en el Teatro Seoanez de La Bañeza el 12, 13 y
14 de mayo, impartiendo conferencias el perito agrícola bañezano Mariano
Seoanez Pérez, hijo mayor de quien era dueño del teatro, que profesará en 1959,
a los 49 años, fallecidos sus padres, como hermano jesuita en el colegio de la
orden en León, siendo en 1965 director técnico de talleres del Centro
Residencial Infantil San Cayetano de la capital, sustituto desde 1955 del viejo
Hospicio leonés de San Francisco, en el que el antiguo agrónomo ejercerá su
cometido afablemente y sin especial rigurosidad, lejos de los malos tratos y
las sevicias infligidas por los frailes terciarios capuchinos a los hospicianos
antes de que a mitad de los años sesenta los jesuitas los sustituyeran en la
atención a los expósitos allí acogidos.
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