Se convocaba
a finales de enero de 1933 a la juventud bañezana a una reunión en la acreditada
Casa de Comidas de Fernando Delgado Fernández (en la calle Romero Robledo) para
tratar de la constitución de una sociedad recreativa de baile.
La nueva
Sociedad Juvenil Recreativa y Cultural Bañezana El Madrigal (después se conocería
más sencillamente como Sociedad
Recreativa Bañezana)
constituía entonces en junta general su primera directiva: Jesús Juárez, presidente;
Francisco Perandones, vicepresidente; José María Juarez Blanco, secretario;
Antonio Martín, tesorero; Ignacio Alonso Ruiz y Manuel Martín, vocales; Félix
Arconada y Eleuterio Nistal, inspectores. El día 24 de aquel mes inauguraba con
un baile sus salones, que ocupaban la planta alta del Café Royal, la nueva sociedad fundada por unos cien muchachos y muchachas de
distintas clases sociales (señoritos, artesanos y obreros), diría El Adelanto, más popular desde luego que
los elitistas y antiguos Casino La Unión y Círculo Mercantil, e interclasista
según los aires de aquel tiempo, aunque cuando unos años después llegaran otros
que lo fueron menos algunos de quienes en sus locales y en sus variadas
actividades habían convivido y participado se decantarán (o serán decantados)
inequívocamente para representar unos el papel de víctimas y otros el de
verdugos en la tragedia y la vorágine desatadas.
Al empuje de
la creación de El Madrigal, a su sombra y formando parte de la Sociedad, se
constituyó también un Cuadro o Agrupación Artística Bañezana que ultimaba su
reglamento a finales de febrero y nombraba a la mitad de marzo su junta
directiva, de la que era presidente Domingo Fernández;
tesorero, Victoriano Toral; secretario, Santos Cabo; vocales, Elías Falagán
Martínez y Abraham Bécares Rodríguez (asesinados los dos, en febrero de 1937 el
primero y en octubre de 1936 el segundo), y director de escena Gregorio Sierra
Blanco (esposo de Catalina Fernández, padres ambos de Eugenio y de Tomás y
abuelos de Eugenio Teodoro Sierra Redondo, todos ellos represaliados después
del 18 de julio de 1936). El domingo 2 de julio aquel también denominado Grupo Artístico Bañezano organizaba una velada
teatral en el Teatro Pérez Alonso, en la que ponía en escena la comedia “en dos
actos y prosa” titulada Como hormigas,
de Manuel Linares Rivas.
Otros actos culturales acogían sus salones: el
domingo 12 de marzo se celebraba una conferencia a cargo del joven Cecilio
Sixto Toral Manjón (poeta y maestro), presentado por el presidente Jesús
Juárez, sobre “Cultura, arte y educación”, notablemente concurrida y con
nutrida presencia femenina. El siguiente domingo, día 19, disertaba sobre “El constitucionalismo
en la vida política española” el joven abogado Laureano Alonso y Díez-Canseco, recientemente
titulado en la Universidad de Salamanca.
A la altura de abril de aquel año tres eran los
salones que en La Bañeza se dedicaban a bailes (según la relación que sobre su
inspección se remite a la Jefatura provincial de Industria): La Unión, el del
Círculo Mercantil, y El Madrigal, que satisfacen rentas a sus respectivos
titulares, Eugenio de Mata, Augusto Valderas, y Maximino Ruiz.
En abril de 1934, el día 8, domingo, en los
salones de El Madrigal se cerrarían ya de madrugada las celebraciones y
agasajos dedicados a los integrantes del Orfeón Leonés que en aquella fecha
visitaban en varios
autobuses La Bañeza para dar un concierto en el Teatro
Pérez Alonso dirigidos por el bañezano Odón Alonso González (“en su primer
vuelo artístico”, dirá cuando a la semana siguiente agradezca desde El Adelanto la entusiasta acogida de su
pueblo), interviniendo también la Rondalla que dirige el guitarrista José
Blanco Bardal. Cosecharían uno de sus mayores éxitos, siendo recibidos por las autoridades
municipales y la Banda de Música en la calle Manuel Diz y después en la Casa
Consistorial (donde la corporación les obsequió con un donativo de 300
pesetas), y antes de su actuación en el Teatro
interpretaron algunas piezas musicales y bailables en la Plaza Mayor, en la
sala de sesiones del ayuntamiento, y en los respectivos locales del Casino Bañezano,
el Madrigal, y el Círculo Mercantil, donde fueron agasajados y se hizo baile
hasta la hora del concierto en el Teatro, para celebrar a su final un banquete
en el Hotel Magín y otro baile en honor de los orfeonistas en el salón de la
popular Sociedad El Madrigal. Del programa de aquella velada musical
destacarían los números originales del paisano compositor “Rengue, rengue”,
canto de ronda de subido sabor bañezano; “Catalina”, tonada que canta la alegre
juventud cuando la jarana alcanza su algidez, y “Canción de cuna”, melodía que
evoca un tiempo no lejano cuando, a bandadas como las golondrinas, huían del
agro a tierras del Plata, allende el océano, los mozos sanos, fuertes y optimistas
en busca de la riqueza que creían no habían de encontrar jamás en la tierra que
los vio na
cer.
Una representación teatral de aquellos años.
1 comentario:
Me ha hecho mucha ilusión ver que han nombrado la casa de comidas de mi abuelo Fernando Delgado Fernandez. Muchas gracias.
M. Carmen Castro Delgado.
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