miércoles, 26 de marzo de 2008

Marceliano Alonso García: / peluquero

Marceliano Alonso García: / peluquero
«Mi vida es la peluquería»

-Empezó de pinche a los 6 años, y a los 12 marchó a Gijón “a buscar fortuna”. Allí trabajó en una peluquería importante y se casó, pero “le tiraba” su Bañeza y vino un año a ver si aquí podía montar su negocio con éxito y lo logró. Hoy lleva 46 años de peluquero y tras 30 años en la avda. Primo de Rivera tuvo que empezar de cero y montar de nuevo su negocio pa-ra no fallar a sus clientes de toda la vida. Hoy esta buena persona, casado y padre de 3 hijos, sigue ahí, en Briva Miravent, haciendo lo que siempre le ha gustado: cortar el pelo.

L.B.H.:— ¿Cuantos años llevas de peluquero?
Marceliano:— 46 años. Llevo toda una vida dedicado a la peluquería. Comencé de pinche con 6 años. Los primeros pasos los dí en mi barrio, en el Polvorín, y luego ya bajé para aquí, para el centro. Es-tuve en dos peluquerías de niño, de 6 hasta los 12 años. A los 12 años me marché para Gijón, y allí estuve diez años. Me casé allí en Gijón y me vine a buscar fortuna aquí, a mi pueblo. Tenía la idea de estar un año y si no me funcionaba bien me marchaba para Gijón definitivamente, y monté mi primera peluquería, mi propio negocio –aquella de arriba de Primo de Rivera–, y allí estuve 30 años.
L.B.H.:— Y después de estar allí treinta años un día te enteras que el local se va a demoler, porque es una ruína, y te trasladas aquí, a Briva Miravent. ¿Cómo fue el cambio?
Marceliano:—No quedó más remedio, fue algo que me pilló de improviso.
L.B.H.:— ¿Cómo un hombre de tu edad coge y monta de cero otra vez todo el negocio?
Marceliano:— Fué una decisión rápida, pero dió la suerte que tenía este local y me puse a montarlo rápidamente. Tenía una clientela de siempre y no les podía fallar.
L.B.H.:— ¿Mucho trabajo?
Marceliano:— Estoy trabajando todos los días. Para mí los clientes son lo primero.
Hay veces que me llaman de una residencia, que tienen allí un señor para arreglar que no se puede mover, y yo, aunque no haya si-do cliente mío, voy allí a arreglarle, aunque me quede sin comer. A ese señor hay que arreglarle y yo voy, y voy satisfecho, y no voy por el dinero (en muchos casos no les cobro) voy porque hay que hacerlo y si no lo hago mi conciencia no estaría tranquila.
L.B.H.:— ¿Cómo es usted como persona?
Marceliano:— Nunca hago mal a nadie, si no me gusta una persona no voy con ella.
L.B.H.:— Alguna anécdota.
Marceliano:— Muchas, tantas que ahora no me acuerdo de una en especial para contarte. Me pillas de improviso.
L.B.H.:— ¿Algún cliente importante?
Marceliano:— Todos. Yo tengo la mejor clientela y estoy orgulloso de mi clientela. Yo a un cliente no le fallo nunca jamás. Ya puede ser un domingo y llamarme por las comuniones, una boda o por lo que sea, para mi los clientes son lo primero.
L.B.H.:— Pero me refería a ver si ha cortado el pelo a alguna persona famosa.
Marceliano:— Ah!, Sí, cuando estuve en Oviedo al cantante Dani-Daniel, deportistas famosos.
L.B.H.:— Algo que le guste.
Marceliano:— Me llevo bien con los niños. Los niños son la pureza, no tienen maldad.
L.B.H.:— Y algo que no le guste.
Marceliano:— No me gustan los políticos ni la política, pero tengo que convivir con ellos.
L.B.H.:— ¿Qué es lo que más le gusta de La Bañeza?
Marceliano:— Me gusta todo. Yo La Bañeza la siento. Estando en Gijón no podía pasar sin venir cada poco. La Bañeza la llevo muy dentro, por eso la decisión de venir a probar suerte aquí, y estoy muy contento.

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