El Sorbete,
semanario cómico-bufo-charlotesco y de temporada, salió
los domingos, desde el 3 de julio al 30 de octubre de 1921 (“hasta que las
viñas estén en sazón”, había prometido mantenerse), y desde el 14 de mayo al 4
de junio de 1922 (al menos) en su segunda época. Fue su lema “chirigoteo y
guerra al spleen”, y desde su primer
número, o “servicio” (que costaba 15 céntimos) añadía en su cabecera “no
necesitamos censuradores”.
Se hace eco el 7 de
agosto de 1921 el semanario de la iniciativa de que cada provincia regale de
inmediato un aeroplano con su nombre y cargado de regalos para sus soldados
como estímulo patriótico y auxilio del Ejército de África, y encabeza con cinco
pesetas la suscripción que abre en La Bañeza para la adquisición de la aeronave
“León” que visitará en su día a nuestros paisanos que luchan allende el
Estrecho. Si la colecta no se generalizara en la provincia, añade, lo recaudado
se enviará a Melilla para repartir entre los soldados bañezanos, lo que debió
de suceder, pues ya en el número siguiente se presenta como “abierta por El Sorbete en obsequio de los soldados
bañezanos que se encuentran en África”. De su éxito dice que no se cerrara el 2
de septiembre como en principio se había decidido, y que a la fecha del 23 de
octubre se habían recaudado 1.973,65 pesetas con las aportaciones de numerosos
vecinos de la ciudad.
Y es que el ejemplar del 31 de julio había
expandido aquí los ecos del desastre de Annual de nueve días antes, y exigido “un
plan serenamente meditado para África, que decida entre el absoluto abandono
del Protectorado o la guerra sin cuartel, a sangre y fuego y de exterminio, en
unas hostilidades diarias que ya duran doce años, sacrificando miles de hijos
necesarios para la agricultura, el taller y la fábrica”, y a las que acababan
de ser enviados varios oficiales y soldados amigos y paisanos de sus
redactores, embarcados para Melilla con las tropas del Regimiento de Infantería
Burgos que guarnece León y que permanecería destacado en Ceuta y Melilla hasta
1927 (como ya lo había sido en 1909 en los mismos territorios; por sus
servicios telegráficos en la campaña de Melilla en aquel año se asigna
gratificación de 99,21 pesetas en octubre de 1918 al bañezano Miguel Martínez
Blanco).
De África se siguió
tratando con frecuencia en las publicaciones que siguieron: en la del día 21 de
agosto se informa de la reunión habida en la Casa Consistorial para nombrar,
según dispuso el gobernador de la provincia, una Junta encargada de arbitrar
socorros para los heridos y enfermos de la campaña de Marruecos, la que
formaron, entre otros, el cura párroco, el diputado provincial, y los presidentes de la Cruz Roja y de las
Sociedades: Obrera, San José, de Labradores y de Caridad, que decidieron
ofrecer para ellos un número de camas del Hospital de la Vera Cruz, y crear
además otra Junta de señoras, como también ordenaba la autoridad provincial.
Se cuenta en la
siguiente el rechazo de la Junta directiva del Casino La Unión de la propuesta
de su presidente de celebrar allí una velada teatral a beneficio de los
soldados desplazados a la lucha, y de hecho por la del 4 de septiembre sabemos
que en tal fecha se celebra una patriótica manifestación por las calles
bañezanas acompañadas por la Banda de Música y postulando para ayudarles y
aliviar sus amarguras, y que Gabriel González, propietario de El Recreo, ha
ofrecido su salón para organizar un baile con igual fin. Se incluye en los
ejemplares de estas fechas una nueva sección, “Carta de Melilla”, en la que en
lenguaje leonés y campesino traslada a su novia Raimunda sus impresiones
africanas el soldado Benito Calandro que la firma, y un inflamado poema de Nicolás
Benavides declamado en la despedida para Marruecos del 14º Regimiento Ligero de
Artillería de guarnición en Valladolid, de cuya Brigada es Jefe, al que
enaltece a “doblegar y castigar sin piedad a aquella raza atrasada que el
progreso mancilla”...
Cambia
La Bañeza de alcalde entre la fecha del último número de la primera época (30
de octubre de 1921) y el primero de la segunda (14 de mayo de 1922), y lo es
ahora y desde hace mes y medio Augusto Valderas Blanco, licenciado en Filosofía
y Letras, miembro del Benemérito Cuerpo de Correos, comerciante, agricultor,
avicultor, viticultor, exlerrousista y exabonado a la Electrica, se dice de él
en la nueva sección “El Retablo” de El
Sorbete, y se le señala como “liberalísimo engendro de la mayoría liberal”,
e incluso se le califica “de la cascara amarga” y de “prosélito y propagandista
de la República, capaz de separar la Iglesia del ayuntamiento; más republicano
que Pi y Margall y rigiendo un municipio monárquico”. De él esperan mucho, “más
que de los alcaldes que van a misa de doce; incluso la traída de las aguas y el
Teatro que sigue pidiendo a gritos todo el pueblo”, mientras, dice Ventura
García Becerril, aumentan los acaparadores, logreros y monopolizadores que
hacen subir las subsistencias y
multiplican incluso para los espíritus sensibles y elevados las dificultades
diarias para llenar el prosaico puchero. Para evitar aquellas subidas que
tantas crisis de consumos provocaban,
en los años siguientes se remitían quincenalmente al menos desde los
ayuntamientos cabeza de partido las variaciones de precios de los productos de
primera necesidad a la Junta de Abastos provincial.
1 comentario:
Uso el nombre de mi abuela en FB y en otras apps, que estaba casada con el susodicho Augusto, y no tenía ni idea de la "cáscara amarga" ni de que era de Lerroux. Soy de la parte Acero Valderas y se supone que, entonces y después, no estaba bien visto ser tan republicano a destajo y menos que lo supiera la familia!
Pues que quieren que les diga, que hurra por mi abuelo, aunque no llevará el teatro a La Bañeza.
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