domingo, 19 de enero de 2014

24.- El crimen de Pepe Aparicio. Navianos de la Vega. 1935.-


Del libro “LOS PROLEGÓMENOS DE LA TRAGEDIA” (Historia menuda y minuciosa de las gentes de las Tierras Bañezanas – Valduerna, Valdería, vegas del Tuerto y el Jamuz, La Cabrera, el Páramo y la Ribera del Órbigo- y de otras localidades provinciales -León y Astorga- de 1808 a 1936), recientemente publicado en Ediciones del Lobo Sapiens por José Cabañas González.
(+ info en www.jiminiegos36.com)
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Se dieron a veces en nuestra tierra a lo largo de los años situaciones y altercados que ocuparon los anales de la justicia y la crónica de sucesos de diversas épocas, incluidos los pliegos de cordel, los romances de ciego y las coplas, en alguna de las cuales, como la que narra el Nuevo y lastimoso crimen cometido por Pepe Aparicio, dando muerte a Lorenzo Carrera el día 15 de mayo de 1935 en Navianos de la Vega, ya se adelantaban las técnicas de captación y fidelización de las audiencias, pues se divide la copla y el relato en dos partes publicadas aquel año por F.F.F. en Imprenta La Comercial de La Bañeza, y en tres a veces, como en la que Mariano Rúa González refiere el jocoso embromado urdido en enero de 1925 en la ciudad a cuenta de un billete de lotería (con el número 33.512) falsamente premiado el día 21, según se avisó por un telefonema que hizo que algunos …señores / de esta comparsa agraciada / los que creímos ser ricos / y nos quedamos sin nada….

En cuanto a lo que narraba la otra copla, el día 15 de mayo por la tarde, en Navianos de la Vega se acometían en una reyerta los convecinos Lorenzo Carrera Vecino, presidente de la Junta administrativa del pueblo, y José Aparicio Pérez, de 26 años, resultando ambos heridos, gravemente el primero. Tenían resentimientos políticos entre ellos y estaban enemistados porque la Junta vecinal había impuesto al padre del segundo una multa por negarse a asistir a las hacenderas del pueblo, además de andar en desavenencias relacionadas con acusaciones mutuas de apropiarse tierras del común de los vecinos, y cuando José regresaba de un molino en el contiguo pueblo de Quintana se encontraron, insultándose, y disparando Lorenzo varias veces una pistola sobre aquél, con la que no hizo blanco, y no siguió disparando por habérsele encasquillado el arma, lo que aprovechó el contrario abalanzándose sobre él con una navaja cabritera con la que le asestó varias puñaladas en el vientre y un costado, por las que falleció poco después. El agresor quedó a disposición del juzgado, aunque no fue detenido por encontrarse enfermo. La madre de la víctima, al ver a su hijo en semejante estado se afligió de tal manera que sufrió un ataque al corazón que puso también fin a su vida. El juicio por aquellos hechos, calificados de homicidio, atentado a la autoridad y tenencia ilícita de arma corta de fuego (una pistola automática de la marca Lookingglas y calibre 7,65), y que con los del trágico y lastimoso fallecimiento de la madre de Lorenzo serían cantados y difundidos en la comarca en coplas de ciego, se vería en la Audiencia Provincial los días 15 y 16 de noviembre de 1935, con el resultado de salir absuelto el procesado con todos los pronunciamientos favorables. 

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