miércoles, 24 de mayo de 2017

104.-La aparición de El Adelanto y sus primeros tiempos.- 2 y 3

Se tiraba el nuevo semanario en la imprenta de la Viuda de Manuel Fernández (doña Encarna), en la que el tipógrafo socialista Ramón Santos Prada era maestro de taller y junto al que había
un grupo de cajistas encargados de componer los diferentes artículos, así como las editoriales y anuncios. Se distribuía a suscriptores y en el local de La Buena Prensa al inicial precio de diez céntimos, e incluía desde el 10 de diciembre en sus páginas, “como atención preferente a las clases menesterosas y porque así se lo dicta su programa social y religioso”, una sección que llama “Bolsa de Trabajo” en la que darán cabida gratuita a las demandas de empleo de los trabajadores y las ofertas de los patronos. Contiene también composiciones poéticas a veces mordaces contra los planteamientos y usos de quienes serán tomados desde el principio como enemigos declarados y blanco de sus ácidas diatribas: marxistas, masones, ateos, y laicos (“los sin Dios”, en suma). Contra el laicismo precisamente se blande en la edición del día 24 (en el poema Cantares) un argumento curioso y desde luego más convincente para el sexo masculino: ¿Tú eres varón? Pues tendrás / más pasión, más ocasión; / luego necesitarás / más dosis de Religión. A la lucha y a la defensa de los intereses político-religiosos que lo animan dedicará en este tiempo y a lo largo del restante del periodo republicano el semanario el grueso de las secciones y artículos que llenan sus páginas, algunos publica-dos previamente por El Diario de León, y de ellas entresacamos los retazos que siguen.
En el mismo establecimiento bañezano (regentado por María y Aurora y sito en la calle Juan de Mansilla, frente a la iglesia de Santa María) se vendía también por entonces, entre otras publica-ciones merecedoras de hallarse en uno con aquel apelativo, el hebdomadario Ideas, de Acción Obre-rista, partido-sindicato católico de asalariados creado en Madrid recientemente al calor de Acción Popular y su Coalición Española de Trabajadores para frenar la pérdida de preeminencia del sindi-calismo amarillista y católico en favor del de clase, que anunciaba su próxima implantación en la capital de la provincia, y que llevaba la doctrina social de la Iglesia católica a los extremos de abo-gar por el reparto equitativo de las plusvalías del trabajo entre el patrono y los asalariados, y a pedir el salario familiar colectivo, que no tiene nada de utópico, dicen, por cuanto ya se concede en Nor-teamérica, y aquí, “en una fábrica harinera de Benavente llévase ya con este salario redentor la paz, el pan y la cultura, y también la gracia de Dios, a muchas familias”.
A primeros de enero de 1933 se constituirá en Astorga una sociedad obrera de esta agrupa-ción, “que ya actúa bajo el lema Religión, Familia, Propiedad, Enseñanza, Orden y Trabajo” (decía El Diario de León), la misma que en ofensiva político-sindical se había lanzado en numerosos pue-blos del sur para contar con mano de obra barata y debilitar a los sindicatos de izquierda, ofreciendo empleo, por salarios muy inferiores a los establecidos en las bases de trabajo, a quienes abandona-ban las filas de la ugetista Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (FNTT), y que preten-día hacer de los campesinos leoneses muchos pequeños propietarios mediante el patrimonio familiar y obrero que también para ellos propugnaba. Un poco antes, al inicio de diciembre de 1932 (preci-samente cuando surge El Adelanto), según el censo establecido desde el gobierno civil de la provin-cia, se dice que son unos 300 los afiliados al sindicato UGT en las tierras bañezanas.



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Había irrumpido el nuevo “semanario católico independiente” (así se definía) combativo y beligerante, recuperando y reactivando en La Bañeza incluso controversias y pugnas que ya habían tenido su cima de algidez y su declive un año antes (como la de la laicidad de la enseñanza, exacerbada ahora) e introduciendo otras como la de la retirada de las asignaciones estatales al culto y clero que (al contrario de las respuestas en otros lugares provinciales) habían tenido aquí escaso eco, atizadas ardorosamente ahora por plumas casi siempre ocultas por pseudónimo, y entre los propósitos de actuación y metas que en su número del 31 de diciembre se marcaba El Adelanto para 1933 se hallan los de “potenciar la Acción Católica y luchar, hasta dar la sangre si es preciso, por la prensa y la enseñanza cristianas, combatiendo el esperpento, el monopolio inicuo de la escuela única, laica, atea, aborto de la masonería, que quiere descristianizar España y poner a todos los niños en manos de cuatro maestros sin Dios…, no enviando jamás a los hijos a esa escuela e impidiendo que vayan los de los parientes, amigos y conocidos, y favoreciendo por todos los medios los colegios católicos; peleando contra el divorcio (y los matrimonios civiles, que también en la ciudad se iban produciendo) como leyes injustas, heréticas e inmorales; guerreando hasta desterrar a la prensa impía, oponiendo a la prensa mala la prensa católica, favoreciéndola y reforzando este arma de combate”. Así, de acuerdo con aquellas pretensiones, traería frecuentemente a sus páginas artículos de la buena prensa de derechas, como El Debate, del que copiaba para su primer número del nuevo año el que versaba sobre la influencia masónica en las decisiones del gobierno de España.
Una oposición maniquea entre el Bien y el Mal presentes en los textos fascistas de preguerra y en el discurso de la prensa de derechas desde abril de 1931, mantendría el semanario católico in-dependiente bañezano desde su creación y a lo largo de la época republicana, exacerbada en mo-mentos como los electorales de noviembre de 1933 y los de 1936 y los posteriores a la revolución de octubre de 1934, y enardecida hasta la exaltación de la Cruzada después del golpe militar que desatará el enfrentamiento armado.
En La Bañeza, según El Adelanto, la Juventud de Acción Popular se proponía a finales de noviembre de 1933 iniciar la campaña electoral dando mítines y conferencias en los pueblos principales del partido, y “como estas propagandas cuestan sus buenos puñados de pesetas, se encarece a los elementos de derechas a que coadyuven en esta hermosa labor”. Se anima al triunfo, y a votar contra las izquierdas para evitar “la vuelta a los días de prisión de sacerdotes y de personas de significación católica” (alusión aquella sin duda local y muy directa, pues no estaban muy lejanas las respectivas detenciones gubernativas de los dos principales soportes del semanario, Ángel Riesco Carbajo y José Marcos de Segovia), y se seguiría haciendo en los sucesivos números, llamando a “votar contra los verdugos de España, contra los que han perseguido nuestros ideales y conculcado con sus decisiones la Religión que profesamos”, y por la candidatura agraria, cuya lista y programa presenta en las portadas, señalando a quienes se ha de votar (agrarios y personas de orden) y a quienes no: “ningún católico puede votar en conciencia a radicales”. Aunque muchos de ellos fueran conservadores ideológica y socialmente, como lo era su líder bañezano el militar y diputado Herminio Fernández de la Poza (tenido en 1939 por masón, aunque no es seguro que lo fuera), quien a pesar de sus cercanos familiares valedores no podrá evitar ser represaliado por el franquismo (al que después rendirá importantes servicios bélicos) con multa y una breve y privilegiada detención en el otoño de 1936.
Al principio de enero de 1934 se denunciaba desde El Adelanto que los lectores de El Debate y ABC de la ciudad bañezana están hartos de verse burlados por el servicio de Correos, y que no entienden que saliendo los paquetes de periódicos del mismo lugar, en la misma fecha, y por el mismo conducto, lleguen a unos destinatarios y a otros no, por no ser gratos a ciertos elementos, y se anuncia que, de no corregirse la anomalía y la arbitrariedad, desde La Buena Prensa elevarán queja documentada y firmada por los lectores al ministro de Comunicaciones contra el entorpecimiento de que son objeto las publicaciones de derechas, que no debió de cesar, pues el 17 de marzo desde el semanario se continuaba acusando de seguir siendo escamoteados y saboteados los ejemplares de El Debate por socialistas de los servicios de Correos, y de que en La Bañeza el día 13 hubo de bajarse de la estación para La Buena Prensa el paquete de aquel diario protegido por la Guardia Civil. El 14, miércoles, ya no llegó, sino que lo llevaron a Astorga, de donde lo devolvieron al día siguiente por la mañana. Ya el 25 de marzo de 1933 se habían quejado desde El Adelanto de que “algunos suscriptores de muy cerca de La Bañeza no reciben el semanario que les envían por correo”, impedimentos y obstrucciones que también se practicaron antes contra el socialista semanario Avance, en el que el 17 de septiembre de 1932 se relatan las dificultades existentes para que lleguen los ejemplares a lugares como Redelga, Bercianos del Páramo o La Nora, y como en Santa María del Páramo se agudizan, pues “hay allí cura que sale al paso de los peatones (carteros rurales) del correo y los cachea para despojarlos de la prensa mala”.
Las de El Adelanto se reproducían en enero y febrero de 1936, según cuenta su corresponsal en Destriana el día 8, en plena campaña de las elecciones generales que se celebrarían el día 16, quien señala que “desde hace más de un mes ha vuelto a llegar allí aquel semanario con retraso, como otras veces en que también se ha protestado por las trabas y estorbos que se dan en la administración de Correos bañezana”. Ya adivina el delegado en la Valduerna donde puede estar la causa, añadiendo que “el que tenga oídos que oiga y no dé lugar a que alguien se tome la justicia por su mano”. No solo se saboteaba en ocasiones, al parecer, a la prensa de derechas, pues el 25 de marzo de aquel año desde la Agrupación Socialista de Sabero se trasladaba queja al administrador de Correos de León por la repetida falta de los paquetes del periódico El Socialista que allí se envían (noticiaba La Democracia entonces).




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A la mitad de julio de 1935 en La Bañeza, desde El Adelanto, el sacerdote que firma K-Vernícola se sigue oponiendo a practicar la cristiana compasión con los sentenciados capitales por los tribunales que continúan juzgando a los revolucionarios de octubre del 34, algunos de los cuales eran aún perseguidos y detenidos, como Moisés Rodríguez Martínez, de 30 años, complicado en los sucesos de la cuenca del Sil y apresado al finalizar el mes por la benemérita de Valencia de Don Juan.
“Lea usted Trabajo, el periódico reivindicador de los derechos proletarios. Nada de política. Todo por el obrero y para el obrero. El gran periódico de los obreros todos, sin matiz político. 15 céntimos. De venta en La Buena Prensa. La Bañeza”, proclamaba la publicación bañezana el día 14 de septiembre del mismo año 1935, y añade que “se anuncian elecciones municipales (para el mes de noviembre se preveían una vez más, sin que tampoco entonces llegaran a realizarse), y urge una amplia inteligencia de las fuerzas de orden para llevar al Ayuntamiento una digna representación de La Bañeza y que no se vean más las corporaciones de gentes socialistas y de desgobierno padecidas hace algún tiempo que se entretenían en comprar lápidas laicas y en quitar las cruces del cementerio” (aunque en el Ayuntamiento republicano-socialista al que se aludía, al que le correspondió aplicar localmente las disposiciones legales sobre laicismo aprobadas en el Parlamento, los segundos habían estado en minoría de cuatro frente a ocho del total de doce concejales).
En su número del 2 de noviembre insiste El Adelanto en que en La Bañeza se continúa ”sin movernos” (así titula el suelto), y en que “desde los últimos escritos sobre la necesidad de lanzarse a la propaganda política y social en nuestra ciudad se han celebrado actos de tal naturaleza en León, en Astorga, y en casi todas las poblaciones limítrofes de categoría similar, y en otras muchas muy inferiores. Todos se mueven, todos se ponen en marcha por el camino que conduce a la victoria, y nosotros seguimos sin movernos. Están equivocados quienes creen que el fermento revolucionario ha muerto; está oculto, agazapado, esperando el momento oportuno para lanzarse sobre los incautos y descuidados que pagarán muy cara su imprevisión y su descuido. Muchos, la mayoría, de los que piensan en revolucionario, y serán un día quizás puñal asesino o pistola traidora, viven en el mayor de los engaños… Hay que fomentar la propaganda. Hay que organizarse en nuestro pueblo. Cuando un día (en los de la revuelta de octubre de 1934) sonó por nuestras calles el grito de ‘!vienen los de Fabero¡’ el pánico irrumpió en todos los hogares aquella noche aciaga. Si los de Fabero hubieran venido en realidad habrían rodado cabezas de bañezanos, habría habido fusilamientos y pillajes. Las casas hubieran sido destruidas, las mujeres deshonradas y escarnecidas, los niños terriblemente mutilados, y la muerte hubiera sentado sus reales sobre este pueblo digno de mejor suerte. Pues los de Fabero se están criando entre nosotros, transitan por nuestras plazas, se codean con sus futuras víctimas. Un pueblo que crece en la ignorancia de la religión y la moralidad y es presa de prédicas continuas y disolventes es la mejor escuela de asesinos y bandoleros. ¿Qué se hace para evitar esto? Nada en absoluto”.
Miraba a primeros de diciembre de 1935 hacia atrás El Adelanto y realizaba balance de los tres años de la publicación, con ausencias justificadas de colaboradores, “por las razones que tiene esta pícara vida”, y también con deserciones injustificadas por cobardía y miedo, que hacen preguntarse a sus redactores “de los hombres que con nosotros empezaron, ¿cuántos quedan?” Cuando se trata de apoyar al periódico todos son sordos, todos son mudos, todos son mancos (dicen). Para exigir, todos implacables; para ayudar, ausentes todos, “conducta en la época que corre verdaderamente suicida, pues la revolución acecha cual pantera herida el momento de echar su zarpa sobre la sociedad, mientras esos elementos gustan más del vivir tranquilo y ciego de la ciudad alegre y confiada”.
En lo que hemos podido conocer, muy lejos estuvo la propaganda y la campaña electoral de los comicios generales del 16 de febrero de 1936 desde el periódico socialista leonés La Democracia tanto de la extensión como de los excesos, la acometividad y las agresividades, los tonos apocalípticos y los modos irrespetuosos de El Diario de León (uno de sus competidores ideológicos en la capital),
y sobre todo de la además gruesa, falaz, visceral y pasionalmente incendiaria artillería desplegada por El Adelanto.
"¡Leoneses, a luchar contra los traidores y los cómplices! (los que ayudan con sus candidaturas a que saquen menos votos las derechas –porque las dividen- y por tanto ganen las izquierdas)", llamaba el semanario bañezano en su edición del 25 de enero de 1936, insistiendo en que en las elecciones que se avecinan “dos ejércitos, dos fuerzas se disputan la posesión de España: la revolución por un lado y la contrarrevolución por otro. Los que quieren que triunfe España, y los que quieren que seamos el estado soviético número dos. Nos vamos a jugar la existencia; peligra la Patria; la Religión es amenazada. Españoles: nos quieren convertir en un pueblo salvaje, sin Dios, sin Patria, sin Familia, sin Propiedad. Nos quieren hacer esclavos… En Rusia han quitado los hijos a los padres y los han declarado propiedad del Estado; han roto la Familia, y cuántos se encuentran sin mujer, sin hijos, sin bienes, obedeciendo al látigo de un tirano… ¡A votar todos integra la candidatura de las derechas!”, aunque ya desde más de una semana antes habían publicado las izquierdas del Frente Popular su manifiesto y su programa, tan alejado de lo que propalaban aquellos insistente-mente aireados e interesados y catastróficos augures y de lo que sucederá cuando estas triunfen en las urnas.
Ante ellas (según publicará El Adelanto el 22 de febrero de 1936) “se celebró el domingo pasado en La Bañeza la contienda electoral, y nos sentimos orgullosos de este pueblo honrado y progresivo, donde absolutamente todos conservaron una gran serenidad y continencia. El día de las elecciones transcurrió con toda normalidad y sosiego. Fue un gran triunfo de la ciudadanía y la cultura a la que todos contribuyeron ahogando las pasiones que en estos casos excita la política. Merecen un cerrado aplauso las diversas organizaciones por su ciudadano comportamiento. Hoy (transcurrida casi una semana de la victoria electoral general de los republicanos y los socialistas, ‘los revolucionarios’), existe en La Bañeza orden, tranquilidad y sosiego. No se ha producido altercado alguno”.Nada en absoluto”.
Miraba a primeros de diciembre de 1935 hacia atrás El Adelanto y realizaba balance de los tres años de la publicación, con ausencias justificadas de colaboradores, “por las razones que tiene esta pícara vida”, y también con deserciones injustificadas por cobardía y miedo, que hacen preguntarse a sus redactores “de los hombres que con nosotros empezaron, ¿cuántos quedan?” Cuando se trata de apoyar al periódico todos son sordos, todos son mudos, todos son mancos (dicen). Para exigir, todos implacables; para ayudar, ausentes todos, “conducta en la época que corre verdaderamente suicida, pues la revolución acecha cual pantera herida el momento de echar su zarpa sobre la sociedad, mientras esos elementos gustan más del vivir tranquilo y ciego de la ciudad alegre y confiada”.
En lo que hemos podido conocer, muy lejos estuvo la propaganda y la campaña electoral de los comicios generales del 16 de febrero de 1936 desde el periódico socialista leonés La Democracia tanto de la extensión como de los excesos, la acometividad y las agresividades, los tonos apocalípticos y los modos irrespetuosos de El Diario de León (uno de sus competidores ideológicos en la capital),
y sobre todo de la además gruesa, falaz, visceral y pasionalmente incendiaria artillería desplegada por El Adelanto.

"¡Leoneses, a luchar contra los traidores y los cómplices! (los que ayudan con sus candidaturas a que saquen menos votos las derechas –porque las dividen- y por tanto ganen las izquierdas)", llamaba el semanario bañezano en su edición del 25 de enero de 1936, insistiendo en que en las elecciones que se avecinan “dos ejércitos, dos fuerzas se disputan la posesión de España: la revolución por un lado y la contrarrevolución por otro. Los que quieren que triunfe España, y los que quieren que seamos el estado soviético número dos. Nos vamos a jugar la existencia; peligra la Patria; la Religión es amenazada. Españoles: nos quieren convertir en un pueblo salvaje, sin Dios, sin Patria, sin Familia, sin Propiedad. Nos quieren hacer esclavos… En Rusia han quitado los hijos a los padres y los han declarado propiedad del Estado; han roto la Familia, y cuántos se encuentran sin mujer, sin hijos, sin bienes, obedeciendo al látigo de un tirano… ¡A votar todos integra la candidatura de las derechas!”, aunque ya desde más de una semana antes habían publicado las izquierdas del Frente Popular su manifiesto y su programa, tan alejado de lo que propalaban aquellos insistente-mente aireados e interesados y catastróficos augures y de lo que sucederá cuando estas triunfen en las urnas.

Ante ellas (según publicará El Adelanto el 22 de febrero de 1936) “se celebró el domingo pasado en La Bañeza la contienda electoral, y nos sentimos orgullosos de este pueblo honrado y progresivo, donde absolutamente todos conservaron una gran serenidad y continencia. El día de las elecciones transcurrió con toda normalidad y sosiego. Fue un gran triunfo de la ciudadanía y la cultura a la que todos contribuyeron ahogando las pasiones que en estos casos excita la política. Merecen un cerrado aplauso las diversas organizaciones por su ciudadano comportamiento. Hoy (transcurrida casi una semana de la victoria electoral general de los republicanos y los socialistas, ‘los revolucionarios’), existe en La Bañeza orden, tranquilidad y sosiego. No se ha producido altercado alguno”.

Nada en absoluto”.
Miraba a primeros de diciembre de 1935 hacia atrás El Adelanto y realizaba balance de los tres años de la publicación, con ausencias justificadas de colaboradores, “por las razones que tiene esta pícara vida”, y también con deserciones injustificadas por cobardía y miedo, que hacen preguntarse a sus redactores “de los hombres que con nosotros empezaron, ¿cuántos quedan?” Cuando se trata de apoyar al periódico todos son sordos, todos son mudos, todos son mancos (dicen). Para exigir, todos implacables; para ayudar, ausentes todos, “conducta en la época que corre verdaderamente suicida, pues la revolución acecha cual pantera herida el momento de echar su zarpa sobre la sociedad, mientras esos elementos gustan más del vivir tranquilo y ciego de la ciudad alegre y confiada”.
En lo que hemos podido conocer, muy lejos estuvo la propaganda y la campaña electoral de los comicios generales del 16 de febrero de 1936 desde el periódico socialista leonés La Democracia tanto de la extensión como de los excesos, la acometividad y las agresividades, los tonos apocalípticos y los modos irrespetuosos de El Diario de León (uno de sus competidores ideológicos en la capital),
y sobre todo de la además gruesa, falaz, visceral y pasionalmente incendiaria artillería desplegada por El Adelanto.

"¡Leoneses, a luchar contra los traidores y los cómplices! (los que ayudan con sus candidaturas a que saquen menos votos las derechas –porque las dividen- y por tanto ganen las izquierdas)", llamaba el semanario bañezano en su edición del 25 de enero de 1936, insistiendo en que en las elecciones que se avecinan “dos ejércitos, dos fuerzas se disputan la posesión de España: la revolución por un lado y la contrarrevolución por otro. Los que quieren que triunfe España, y los que quieren que seamos el estado soviético número dos. Nos vamos a jugar la existencia; peligra la Patria; la Religión es amenazada. Españoles: nos quieren convertir en un pueblo salvaje, sin Dios, sin Patria, sin Familia, sin Propiedad. Nos quieren hacer esclavos… En Rusia han quitado los hijos a los padres y los han declarado propiedad del Estado; han roto la Familia, y cuántos se encuentran sin mujer, sin hijos, sin bienes, obedeciendo al látigo de un tirano… ¡A votar todos integra la candidatura de las derechas!”, aunque ya desde más de una semana antes habían publicado las izquierdas del Frente Popular su manifiesto y su programa, tan alejado de lo que propalaban aquellos insistente-mente aireados e interesados y catastróficos augures y de lo que sucederá cuando estas triunfen en las urnas.

Ante ellas (según publicará El Adelanto el 22 de febrero de 1936) “se celebró el domingo pasado en La Bañeza la contienda electoral, y nos sentimos orgullosos de este pueblo honrado y progresivo, donde absolutamente todos conservaron una gran serenidad y continencia. El día de las elecciones transcurrió con toda normalidad y sosiego. Fue un gran triunfo de la ciudadanía y la cultura a la que todos contribuyeron ahogando las pasiones que en estos casos excita la política. Merecen un cerrado aplauso las diversas organizaciones por su ciudadano comportamiento. Hoy (transcurrida casi una semana de la victoria electoral general de los republicanos y los socialistas, ‘los revolucionarios’), existe en La Bañeza orden, tranquilidad y sosiego. No se ha producido altercado alguno”. Nada en absoluto”.
Miraba a primeros de diciembre de 1935 hacia atrás El Adelanto y realizaba balance de los tres años de la publicación, con ausencias justificadas de colaboradores, “por las razones que tiene esta pícara vida”, y también con deserciones injustificadas por cobardía y miedo, que hacen preguntarse a sus redactores “de los hombres que con nosotros empezaron, ¿cuántos quedan?” Cuando se trata de apoyar al periódico todos son sordos, todos son mudos, todos son mancos (dicen). Para exigir, todos implacables; para ayudar, ausentes todos, “conducta en la época que corre verdaderamente suicida, pues la revolución acecha cual pantera herida el momento de echar su zarpa sobre la sociedad, mientras esos elementos gustan más del vivir tranquilo y ciego de la ciudad alegre y confiada”.
En lo que hemos podido conocer, muy lejos estuvo la propaganda y la campaña electoral de los comicios generales del 16 de febrero de 1936 desde el periódico socialista leonés La Democracia tanto de la extensión como de los excesos, la acometividad y las agresividades, los tonos apocalípticos y los modos irrespetuosos de El Diario de León (uno de sus competidores ideológicos en la capital),
y sobre todo de la además gruesa, falaz, visceral y pasionalmente incendiaria artillería desplegada por El Adelanto.
"¡Leoneses, a luchar contra los traidores y los cómplices! (los que ayudan con sus candidaturas a que saquen menos votos las derechas –porque las dividen- y por tanto ganen las izquierdas)", llamaba el semanario bañezano en su edición del 25 de enero de 1936, insistiendo en que en las elecciones que se avecinan “dos ejércitos, dos fuerzas se disputan la posesión de España: la revolución por un lado y la contrarrevolución por otro. Los que quieren que triunfe España, y los que quieren que seamos el estado soviético número dos. Nos vamos a jugar la existencia; peligra la Patria; la Religión es amenazada. Españoles: nos quieren convertir en un pueblo salvaje, sin Dios, sin Patria, sin Familia, sin Propiedad. Nos quieren hacer esclavos… En Rusia han quitado los hijos a los padres y los han declarado propiedad del Estado; han roto la Familia, y cuántos se encuentran sin mujer, sin hijos, sin bienes, obedeciendo al látigo de un tirano… ¡A votar todos integra la candidatura de las derechas!”, aunque ya desde más de una semana antes habían publicado las izquierdas del Frente Popular su manifiesto y su programa, tan alejado de lo que propalaban aquellos insistente-mente aireados e interesados y catastróficos augures y de lo que sucederá cuando estas triunfen en las urnas.
Ante ellas (según publicará El Adelanto el 22 de febrero de 1936) “se celebró el domingo pasado en La Bañeza la contienda electoral, y nos sentimos orgullosos de este pueblo honrado y progresivo, donde absolutamente todos conservaron una gran serenidad y continencia. El día de las elecciones transcurrió con toda normalidad y sosiego. Fue un gran triunfo de la ciudadanía y la cultura a la que todos contribuyeron ahogando las pasiones que en estos casos excita la política. Merecen un cerrado aplauso las diversas organizaciones por su ciudadano comportamiento. Hoy (transcurrida casi una semana de la victoria electoral general de los republicanos y los socialistas, ‘los revolucionarios’), existe en La Bañeza orden, tranquilidad y sosiego. No se ha producido altercado alguno”.


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