martes, 3 de septiembre de 2013

(5) LA DEFENSA DE LA ALUBIA BAÑEZANA: UN POCO DE HISTORIA.


RETAZOS DE NUESTRO PASADO.- (5)

LA DEFENSA DE LA ALUBIA BAÑEZANA: UN POCO DE HISTORIA.
Del libro “LOS PROLEGÓMENOS DE LA TRAGEDIA” (Historia menuda y minuciosa de las gentes de las Tierras Bañezanas – Valduerna, Valdería, vegas del Tuerto y el Jamuz, La Cabrera, el Páramo y la Ribera del Órbigo- y de otras de la provincia de 1808 a 1936), recientemente publicado en Ediciones del Lobo Sapiens) por José Cabañas González.
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Desde finales del siglo XIX se comercializaban y exportaban alubias en La Bañeza, resultando de ello un gran impulso al crecimiento y desarrollo de la población. El tráfico de gramíneas, cereales, patatas, garbanzos y alubias hacia y desde los almacenes bañezanos constituye en torno a 1919 el principal elemento de riqueza para el partido y la ciudad, y once exportadores alubieros censa Manuel Fernández-Nuñez en ella ya en 1923.  
Cuenta La Bañeza con 4.293 habitantes en 1928 (incluidos los lugares de Sacaojos, San Mamés y San Pelayo, aún habitado), y expide ya afamadas alubias en grandes cantidades, surtiendo sus almacenistas de patatas y de aquellas y otras legumbres a numerosos establecimientos militares a lo ancho y largo del país, como constatan los apuntes de sus autorizaciones y guías de envío por ferrocarril en los Libros de Correspondencia del ayuntamiento, crecientes desde 1918 y en los que hasta los años treinta aparecen con regular frecuencia exportadores como Celso Ares, Tomás Antúnez, Pérez Carracedo, Emilio Perandones Cabo, Ceferino Martín, Luís Benito Hernández, Salvador González, Manuel Martín, Gaspar Luengo, Hijo de Toribio González, Teodoro Santos, Benigno Moreno, Dionisio Pérez Alonso, Balbino Nistal, Ángel Simón, Santiago Luengo, Inocencio Santos, Hijo de Emilio Perandones Cabo, José de Paz Pérez, José Santos, y Tomás de la Fuente.

En los primeros días del mes de octubre de 1931 alertaba La Opinión a los labradores bañezanos y de la comarca y a sus sociedades de la importación de alubia foránea, “que tanto perjudicará sus intereses”, y los convocaba a defenderlos tratando de conseguir para tal emblemático producto la necesaria protección arancelaria. Desde el  mismo semanario se clama de nuevo el 14 de enero de 1932 por la defensa a través de la propaganda de la afamada alubia bañezana, (que llenaba por entonces –se dice- sacos vendidos como procedentes del reconocido Barco de Ávila), y se propone celebrar periódicas fiestas de la alubia para ensalzar y difundir tan singular producto, incitando a defender también los excelentes y apreciados vinos de la tierra mediante la creación de una escuela de catadores y la adecuada publicidad de sus virtudes.
Del 22 al 30 de septiembre de 1934 se celebraba en Valladolid el V Congreso Nacional de Riegos, y en la exposición aneja que lo acompaña, en el pabellón destinado a los productos de León, se exponen remolacha azucarera de las fábricas de La Bañeza y Veguellina, vinos de Villa Iglesias de Ceferino Martín, alubias bañezanas y de la Ribera y Santa María del Páramo, y alfarería corriente de Jiménez de Jamuz.
Decía el corresponsal de El Diario de León en la Ribera del Órbigo a mediados de septiembre de 1935 que “el precio de las alubias en la zona es bajo (no tan ruinoso como el de los garbanzos, a favor de cuyo mercado el gobierno ha prohibido la importación de los procedentes de Méjico), pues no estamos en tiempos de vacas gordas y los precios de las subsistencias han bajado en todos las naciones, y únicamente una desgracia, una guerra (Dios quiera evitarla) podría modificar la situación del mercado”. El domingo, día 15, se celebraba en Benavides una asamblea de alubieros en la que se constituyó la Unión de Cultivadores de Alubias, de cuya provisional junta directiva forma parte Demetrio Fuertes, de Urdiales del Páramo, y para una semana después, por iniciativa del Sindicato Agrícola de Robledo de la Valduerna y de acuerdo con la Federación Católica Agraria de Astorga, a la que pertenece, se anuncia otra reunión de cosecheros de alubias para acordar conclusiones que elevar a los poderes públicos, en la que se contaba con la asistencia de los diputados Martínez Juárez, la señorita Bohigas Gavilanes, Álvarez Robles y Roa de la Vega, y en la que, como en la de Benavides, tendrá destacada participación el bañezano Ceferino Martín Martín.
El 15 de enero de 1936 la Unión de Productores Agrícolas Leoneses convocaba a los labradores y exportadores de alubias de la provincia a la gran asamblea que el domingo 19 se iba a celebrar en La Bañeza, y en la primera semana de abril los campesinos riberanos están preocupados con la pertinacia de las lluvias, tan perjudiciales para las labores agrícolas, con el mercado de alubias cayendo vertiginosamente y la cosecha de dos años sin vender, lo que genera una crisis económica que repercute en el comercio y la industria y hace que aumente el paro obrero, invadiendo la paz del campo un malestar general, agrandado al comienzo de mayo, cuando “al desempleo no se le ve remedio por ahora, siendo muchos los obreros que piden en la plaza, y más los ocupados que no ganan lo suficiente para alimentar a su familia”.

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