viernes, 16 de agosto de 2013

Manolo Friuras, nos has dejado un profundo vacío


José Cruz Cabo
Me quedé tan profundamente dolorido, cuando en la mañana de hoy, me enteré de tu rápida e inesperada muerte, Manuel Fernández Simón, que no me lo podía creer, ya que te vi ayer sobre las siete y media de la tarde, preparándote para el concierto. En este momento de triste y profundo pesar, recuerdo tu pasión por la música, y ello me lleva a recordar a tus padres y a tí de niño, cuando yo iba a tu casa de chaval. Después, cuando ya jovencito, entraste a trabajar en la Farmacia de Don Gonzalo, donde te jubilaste y sobre todo tu pasión por la música y las postales antiguas de nuestra ciudad. Cuantas veces charlamos sobre estas cosas, cómo me llenó de satisfacción cuando expusiste parte de las muchas fotografías, en las escuelas que fueron del barrio del Jardín, cuando ibas a  Radio Bañeza a contarnos algunas de las indagaciones que hacías sobre la ciudad. Fueron muchas las vivencias que compartimos, hasta me contaste las más de cien zarzuelas que tenías en casset.
Eras tan amable y tan bueno, que enseguida te ofreciste para tocar el tambor durante la procesión del miserere de la Cofradía de la Santa Vera Cruz y, año tras año, lloviera o hiciera frío, estabas con tu tambor en esta silenciosa procesión, que el toque de tu instrumento hacía mas solemne y sobrecogedora.
Cuantas veces hablamos de las fotografías antiguas de la ciudad, me preguntabas “ Pepe, tienes este dato” o “Conoces esta foto” y, si era necesario, investigábamos hasta encontrar el enigma de la historia. Yo la gozaba, junto a tu familia, en los conciertos de nuestra querida banda, a la que tu le diste tanto, que hasta le entregaste tu vida en el concierto de anoche.
Tuvo que ser terrible para tus compañeros y para Pachi, tu última directora, ver como te ibas sin despedirte cuando el concierto finalizaba. Si lo pasamos mal cuando la enfermedad de tu esposa Angela, porque yo recé para que se recuperara, y te preguntaba cada pocos días por ella, también fue una gran alegría ver que se recuperaba y con limitaciones volvía a ser la de siempre, la esposa que tanto te quiso y por la que tú te desviviste.
Han sido muchos años de amistad y de compañerismo, casi desde tu niñez, por eso esta mañana, me quedé profundamente apenado con las noticia de tu repentina muerte y, en estos momentos de dolor para tu esposa, para tus hijos, que tanto te ayudaron y te quisieron y para los dos hermanos que te sobreviven Andrés y Mercedes así como  para el resto de tu familia, solo tengo  motivos de agradecimiento, y por ello me uno a su dolor, porque es el mío, y desearte que en el más allá, sigas con tu música, con tus fotos de la ciudad que te vio nacer y con el tambor, que tantas alegrías y tantos trabajos recibiste de él y para tu esposa, hijos y hermanos y demás familia, mi más profunda amistad y compartir con ellos el enorme dolor que nos dejas con tu ausencia.

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